Capítulo 8

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Aleena.





Hago justo lo que me ha dicho de una manera casi mecánica y logro estar lista en menos de 15 minutos. Todo cuanto soy capaz es meditar las palabras que me han dicho tanto Joseph como su hermano Kayl.

Al parecer ambos piensan que mi mejor opción es encontrar a alguien aquí que me proteja como Joseph lo hacía en Rusia. Allá casi nunca me acostaba con algún cliente, más que nada me dedicaba a atender la barra. Joseph siempre me los quito de encima diciendo que yo era problemática.

Lo único que me queda ahora es seguir su consejo, y si eso falla, tratar de salir de este lugar lo más rápido posible, tengo que aprovechar las pocas ventajas que tengo como: estar en un país donde nadie me conoce ni tengo papeles ni registros, lo cual vuelve casi imposible la posibilidad de rastrearme o buscarme con "amigos o familiares". A demás, logre ver un parque por la calle por donde llegamos, solo tienes que atravesar el callejón. Quizás, si logro llegar ahí les sea más difícil alcanzarme.

De lo único de lo que estoy completamente segura es que, cualquiera de esas opciones debe ser lo más pronto posible. La gente de Jost ya debe estar buscándome.

Salgo de los vestidores pensando en todas esas cosas, Kayl ya me espera afuera y me mira frunciendo el ceño.

—¿Por qué tardaste tanto?

—Las chicas no encontraban un traje de mi talla —me excuso.

Él me mira de arriba abajo sin creer lo que digo pero no dice nada, me toma de brazo y comenzamos a caminar entre las mesas, rodeamos un "escenario" y subimos por la parte de atrás. Una vez arriba en la plataforma me hace caminar hasta llegar al tubo.

—Extiende la mano —ordena y yo me limito a obedecer. Por lo visto solo trata de cumplir con su trabajo para no levantar más sospechas de las que ya hay hasta ahora.

De su espalda, saca unas esposas y toma mi muñeca izquierda, me las coloca y asegura el otro extremo al tubo, después da media vuelva y comienza a caminar.

—¡Hey! Espera —lo detengo antes que se valla—, ¿qué se supone que haga si otra chica sube a bailar? —pregunto.

—Baila con ella o ingéniatelas. Usa tu imaginación, me tengo que ir —me dice sin mirarme antes de bajar del escenario.

Genial.

Me giro y tomo el tubo e mis manos mientras comienzo a mover las caderas al ritmo de la música, lento y de manera provocadora, doy una vuelta y pego mis nalgas al frío metal antes de deslizarme hacia abajo. Los hombres comienzan a aglomerarse en el escenario en donde estoy mientras silban y me ven como todos siempre lo han hecho; con lujuria.

Una mirada a la que ya estoy más que acostumbrada, pero que más sin en cambio me sigue resultando igual de desagradable que la primera vez, esa es la razón por la cual mantengo mi vista clavada en el suelo mientras sigo bailando, me levanto y vuelvo a tomar el metal entre mis manos antes de inclinarme hacia abajo dando una perspectiva de mis pechos. Los silbidos no se hacen esperar y como siempre yo solo puedo rogar porque la noche termine pronto.

Estoy tan sumida en mis pensamientos que no me doy cuenta del momento en que otra chica sube a la plataforma en la que yo me encuentro; es de estatura media, cuerpo con bastantes curvas, cabello lacio y rubio y ojos negros. Lleva puesto un conjunto de colegiala con calcetas largas por arriba de las rodillas y tacones con plataforma.

Cicatrices [Saga Clandestinos]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora