Capítulo 17

24.4K 1K 62
                                    

Ya ha pasado una semana, y me siguen doliendo los golpes, aunque no tanto. Ya he empezado a comer cosas un poco más sólidas, aunque Jenn sigue negándose a besarme, porque dice que mi labio no está completamente curado. No he vuelto a tener problemas en el instituto con nadie, no sé lo que ha hecho Jennifer para conseguir eso, ni tampoco me apetece saberlo. 

Estamos pasando la tarde en nuestro árbol, y Jennifer está liando un porro. No tenemos costumbre de fumar, pero esta tarde nos apetecía a las dos. Aunque de todas maneras con mi labio roto no creo que pueda siquiera ponérmelo en la boca sin que me duela.

-Ni siquiera voy a poder fumarme eso - digo, con resignación. No llevo muy bien las desventajas de tener el labio partido. Jennifer me mira con una sonrisa.

-No pasa nada, ya verás. - Termina de liar el porro y lo enciende, dando una gran calada. Cuando tira el humo, añade - Ven, acércate.

Hago lo que me dice, y me acerco a ella como si fuera a darle un beso. Ella da una calada al porro, y suelta el humo por la boca, pasándomelo a mí. Yo me lo trago, y lo vuelvo a soltar, con cara triunfante.

-¿ves? 

-Hazlo otra vez. - Digo, con una sonrisa. Me encanta estar tan cerca de ella. Jennifer repite el proceso, y luego me mira, con ojos oscuros.

-No tienes ni idea de lo que me cuesta estar tan cerca de ti sin besarte - dice, y a mi se me acelera el pulso. Es increíble como consigue que una frase me afecte tanto.

-Pues bésame. - Duda un momento, y luego ladea la cabeza.

-Te tiene que cicatrizar bien el labio, para poder besarte como yo quiero besarte - Se agacha y me da un beso en la mejilla, y yo la miro refunfuñada. Ella se ríe ante mi expresión, y acabamos las dos riéndonos. Pensaba que nuestra amistad iba a cambiar después de todo, pero ahora seguimos siendo amigas, con derecho a más. 

-Podría obligarte a besarme, sabes? - Sonrío maliciosamente, y ella me devuelve la sonrisa.

-No lo creo, Em - la empujo hacia atrás de modo que está apoyada en el tronco del árbol, y me siento a horcajadas sobre ella. 

-¿No? - Si no quiere besarme, haré que me bese. Ella sonríe, prepotente. Me inclino hacia ella, y me quedo a unos pocos centímetros de su boca. -¿Seguro que no quieres besarme? - susurro. A ella se le borra la sonrisa, y adopta una expresión que no puedo descifrar. 

Me coge de la cintura, y cierra los ojos. Sé que se está muriendo por dentro, y ahogo una risita. Me acerco más a ella, y rozo mis labios con los suyos. Ella abre la boca y me da un beso suave en mi labio superior, pero yo no quiero un beso suave en mi labio superior. Le devuelvo el beso con más fuerza, y meto la lengua entre sus labios. Noto como me vuelve a recorrer la corriente eléctrica por todo el cuerpo, y se me acelera el pulso.  Nuestras lenguas se juntan, y consigo que me bese de verdad. No puedo aguantarme una sonrisa, y ella deja de besarme.

-Lo he conseguido - digo, triunfante. Ella finge estar molesta, pero le sale mal. Me aparta de un empujón, y caigo riéndome a su lado.

-Idiota.

-Te quiero. - y la quiero, de verdad. Nunca había podido sentir esto por nadie, y aquí estoy, sonriendo como una tonta delante de esta chica maravillosa. Le quiero. Ella adopta una expresión mas seria, y me aparta el pelo de la cara.

-Y yo a ti. - se agacha, y me da un beso rápido, antes de levantarse. - y tengo unas ganas increíbles de que se te cure ese labio. - Me dedica su sonrisa prepotente, y yo me fundo por dentro.-

-¿Tienes planes para mi labio? - le devuelvo la sonrisa.

-Unos cuantos. - Me ruborizo al recordar la noche de la fiesta de Paula, y me pregunto qué habría pasado si mi madre no hubiera entrado en mi habitación. Supongo que lo adivinaré cuando se me cure el labio, y esta vez el tequila no va a participar. 

Cuando llego a casa mis padres están en medio de una discusión, para variar. Mi madre está fuera de si, y creo que están hablando -chillando, mejor dicho- sobre pasar las navidades por separado. No aguanto más oírlos, así que me subo a mi habitación a escuchar música, y a conectarme.

Cuando miro el correo, veo que tengo un e-mail de Alex. Lo abro para ver qué dice.

Hola, Emma. Te escribo porque voy a ir con unos amigos a un pueblo cercano al tuyo, y he pensado que me podrían acercar hasta allí y así tomamos algo tú y yo. ¿Te hace? Sería el próximo fin de semana, la tarde del sábado.

Espero tu respuesta, Em. Un beso.

A Jennifer no le va a hacer ninguna gracia que quede con mi ex novio, que además me besó hace unas semanas, pero aún así me pongo a escribir una respuesta:

Hola, Alex. El sábado por la tarde sí que puedo, llámame y concretamos la hora. En este pueblo no hay muchos sitios para tomar algo, pero podemos dar una vuelta, si te apetece. 

Hasta el sábado.

The way I feel about her. (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora