Largo.

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"Pequeño, pequeño mío, ¿tú sabes lo corta que es la vida?" dijo ella mientra se quitaba, suavemente, el abrigo de terciopelo que era lo único que separaba su pálida piel del aire frío del invierno. Con dicho abrigo en el suelo, sus tersos pechos relucían como dos estrellas a la luz de la luna. En su parte inferior solo quedaban lencería de color negro azabache. Un espectacular conjunto de bragas de encaje, llenas de detalles, y unos ligueros que podrían haber sostenido el peso del mundo por sí solos. Las curvas de la mujer solo quedaban más marcadas a cada paso que daba en dirección al atónito muchacho que allí estaba, plantado, boquiabierto y sin saber qué decir. "¿Qué pasa? ¿Te has quedado petrificado?" dijo ella mientras reía y se relamía. "No sabía que tenía serpientes en la cabeza". Alzó su dedo índice y lo colocó al inicio del cuello de él. A medida que la punta de sus dedo recorría la cálida piel del chico, su pícara sonrisa comenzaba a acentuarse más y más. "Creo que está noche se nos va a hacer muy larga", dijo entre suaves risas. 

Inktober 2017, de La Maldición del Escritor.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu