Capitulo 36

1.5K 83 0
                                    

Cuando llegamos y la vi sentí que flotaba en el aire. Sé que es solo una casa y que muchos pensarían que debería retomar terapia por ponerme tan contenta por esto pero fue mi sueño por mucho tiempo. Entramos y yo contuve el aliento, estaba dentro de su casa, en el lugar donde se había inspirado y escrito muchos de mis libros preferidos. Sus personajes cobraron vida en este lugar, era el centro de tantas ideas plasmadas de forma impecable en un libro. Sentí que me mente iba a explotar. Fue construida en 1851 y hoy en día es un museo. Al recorrerla me sentía como una niña, entusiasmada y mirando absolutamente todo hasta que mi novio hablo.

-Deberíamos hacerlo en ese escritorio, ya me lo estoy imaginando.

-Cole Waylen, más te vale que te comportes dentro de esta casa porque te juro que te echo yo misma.

-Uf, con ese carácter podrías ser la maestra que disciplina al nene malo- propone y me pellizca el culo haciendo que pegue un gritito.

Por supuesto que todo el mundo me miro y me sentí súper avergonzada.

-Lo digo en serio, esto... es importante para mí por más que suene como una estupidez.

-Tenes toda la razón, perdoname Isabella, recorramos la casa tranquilos y prometo no tener ese tipo de pensamientos mientras estemos caminando por este suelo sagrado.

-Te juro que cuando salgamos pienso darte una paliza.

-Cuando quieras, la estaré esperando con mucho gusto- me susurra y yo me estremezco.

Pero, ¿qué me pasa? No puedo estar pensando que quiero tener sexo mientras estoy acá parada, tengo que comportarme.

-Me estas convirtiendo en una chica mala.

-La única que está cambiando a alguien acá sos vos a mi- dice y acto seguido me besa y promete dejarme en paz durante el tour.

Todos los muebles están conservados y son los que uso el mismo escritor. Cole no puede entender mi entusiasmo pero es apasionante saber que en ese escritorio o mesa comenzó una historia, creo vida a través de su pluma mientras estaba sentado en esa silla y siempre pensé que se necesita una imaginación muy grande para darle vida a algo que ni siquiera existe. Es relativamente fácil hablar sobre una persona o suceso histórico porque uno se basa en datos, fechas, acontecimientos que sucedieron en la vida real pero crear algo de la nada es muy notable. Mientras caminamos pienso que cuando llegue a Buenos Aires me gustaría retomar lo que estaba escribiendo y ver donde me lleva, quien dice que no puedo ser tan exitosa como él. Lo pienso durante un minuto y empiezo a reírme sola.

Una vez que recorrimos todas las habitaciones y le mostraba cada mueble a Cole como si él no supiera lo que son salimos y nos fuimos a la zona comercial de Key West. A medida que caminábamos lo único que pensaba era que me sentía inspirada para terminar algo que había empezado hace mucho tiempo.

-Decidí que cuando volvamos voy a seguir con mi proyecto- digo con convicción pero Cole me mira confundido así que agrego. -Hace un año empecé a escribir un libro pero nunca lo termine y aunque me mires como si estuviese loca, haber caminado por esa casa me lleno de inspiración.

-No te miro como si estuvieses loca, la literatura es algo que te apasiona y me encanta ver como disfrutas todo lo relacionado a ella. Cuando volvamos me gustaría leer que es lo que escribiste hasta ahora.

-Eso nunca, pero puedo comprarme unos lentes, hacerme unas colitas en el pelo y jugar a ser una colegiala con la pollerita y todo.

-¿Vos decís como disfraz para Halloween? Estaría bueno aunque con 26 años no se si te acordas de esa época tuya ya- comenta y se empieza a reír mientras lo fulmino con la mirada.

Por supuesto que me acuerdo de aquellos tiempos, bueno quizás no de todo pero la pérdida de memoria no es un signo de vejez, ¿o si?

De repente se para frente a una tienda de mallas. Hay mi dios, no lo puedo creer, no quiero hacer esto y me quedo parada en mi lugar mientras el tira de mí.

-Vamos, no me hagas cargarte y que entre con vos en mi hombro, aunque eso sería una entrada muy original.

-Ni se te ocurra- le digo mientras paso por al lado de él haciéndome la ofendida.

Empecé a mirar las bikinis porque no me dejo ir a otro perchero mientras Cole veía los shorts de baño de hombres. No había ninguno que me gustase hasta que de repente lo vi y supe que tenía que probármelo. La parte de arriba estaba escrita con la palabra playa en diferentes idiomas, era blanca con una franja roja abajo y la parte de abajo era blanca con dos tiritas a los costados. La agarre del perchero rápido y me fui a uno de los probadores sin que Cole me viese. Una vez que estaba dentro me la probé y me quedaba pintada, hacia que mis tetas parecieras hasta más grandes y la parte de abajo me favorecía el culo. Mientras él seguía en su mundo yo fui hasta la caja, la pague y me acerque a mi novio. Cuando me vio al lado me beso y vio la bolsa.

-Me estas cargando ¿te compraste una bikini? ¿Cuándo paso esto?

-Hace menos de dos minutos atrás, tenes que estar más atento, ¿en qué estabas pensando?

-En cuantas ganas tengo de ponerte en cuatro y hacerte el amor cuando lleguemos al hotel.

Había varias chicas en el local y por supuesto lo estaban mirando y escuchando. Vi a un par resoplar cuando dijo eso así que puse los ojos en blanco y lo saque del local.

-Epa, cuanta prisa que tenes Isabella, se que te gusto pero estas echa una fiera.

-No, solo quería que todas las mujeres de ahí adentro dejaran de mirarte como si quisieran que las pongas en cuatro a ellas.

Me levanta el mentón para que lo mirara a los ojos.

-La única que me importa sos vos, creo que eso lo sabes, así que si alguna vez tenes dudas no las tengas porque no tengo ojos para nadie más. Y ahora vamos al hotel a cambiarnos que tengo otra sorpresa preparada.

-¿Tenes una caja donde (las guardas que tenes) GUARDAR tantas?

-No, solo soy un tipo muy original que sabe lo que su chica quiere antes que ella.

-Wow, esa línea te habrá hecho ganar bastante me imagino, ¿no?

-Solo voy a decir que sos la única que se resiste a mis encantos- comenta con voz seductora y levantando las cejas que resulta de lo más gracioso.

Hasta EncontrarteWhere stories live. Discover now