CONVICCIONES

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| CAPÍTULO XV |

Sollozos descontrolados, lágrimas abundantes... sinónimo de una nueva vida.

Lo que reposaba en los brazos del medimago era tan sólo una frágil criatura, su delgada piel parecía transparente, sus uñitas eran irreales.

Hermione lo recibió inmediatamente. Contempló sus manitas analizando detalladamente cada centímetro de su adorado niño.

—¡Un niño!

Molly se llevó una mano al pecho suspirando, tenía una sonrisa maternal. Ginny se mantenía con la respiración entrecortada, el medimago mantenía una posición triunfal y los chicos simple y sencillamente no podían creerlo.

Después de haber presenciado tantas muertes, contemplar un inicio parecía una locura.

Del otro lado de la habitación, Severus se mordía el labio inferior y suspiraba...

—Entonces es un chico...— Pensó.

Se limitó a retirarse, sin ver el rostro del pequeño bebé.

Sorprendiéndose a sí mismo, se apareció en la mansión Malfoy.

Narcissa se sobresaltó al sentir el desplante de magia y ese ruido característico. Severus le miró apretando un poco los ojos. Ella lo comprendió.

Le atendió con toda la hospitalidad que la caracterizaba. Con elegancia propia de una dama, le sirvió té y aguardó hasta que él se sintiera listo para hablar. Conociéndolo... podría quedarse en la misma posición durante horas y retirarse sin más. Sabía que Lucius lograba charlas estupendas y profundas con él... años atrás, ella solía conversar con Severus de la misma manera.

—¿Draco está en casa?

—No.

La rubia mantenía las manos juntas sobre sus piernas. El té reposaba en la mesita contigua a ellos... humeante, en su punto.

—Fue un niño.

Ella levantó las cejas y ladeó un poco su rostro.

—Se parecerá mucho a ti.—Afirmó.

—No sé, no lo vi.

Suspiró resignada.

—¿Buscabas a mi hijo?

—No.

—¿Entonces? ¿Por qué preguntabas por él?

—¿Sigue molesto?

—¿Sabías que comenzó a tener un interés romántico en Hermione, verdad?

—No entiendo. Eso no tiene nada que ver conmigo.

—Está molesto contigo porque era ajeno a la situación, tenían muy reservado el asunto del bebé.

—De haberlo sabido... no hubiese puesto mis ojos en ella.

Draco interrumpió la conversación, siempre tan oportuno. No estaba molesto, estaba un poco apenado. Sobre reaccionó.

Se acercó a su madre saludándola con un beso en las mejillas y tomó asiento a su lado.

El mayor extendió sus manos en un gesto comprensible: ¿Y qué con eso?"

—¿De verdad? ¿Tienen un hijo juntos y no te importa quién se fije en ella?

—No. No me interesa.

—Debes confiar mucho en ella...—Interpretó la rubia.

—No somos pareja.

Decisión.Where stories live. Discover now