capítulo 8

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Pov. Anthony

Llevaba ya un rato en la colina observando el atardecer. Después de todo cuando escuché a aquel niño referirse de tal modo a Candy  decidí salir de ahí para no cometer algún error o matar  de un susto a alguien.

La brisa era suave y el clima  agradable a pesar de ser Otoño.

Vuelvan aquí, me las pagaran por ensuciar mi medallón!

Esa voz era sin duda la de Candy, desde que habíamos llegado no la había visto correr hasta ahora, a decir verdad nunca la había visto correr tan enojada de tras de alguien.

Me levanté para verla mejor y entonces ella dirigió la mirada hacia la colina, para ser más precisos me miraba a mi.

-Vamos Anthony.-me dije a mi mismo.-¿De verdad piensas qué puede verte?.-Anthony.- Candy me había llamado y caminaba hasta donde yo me encontraba.

- Aquí estoy Candy.-fue lo único que atiné a decir.

-¡Anthony!-En ese momento Candy se arrojó a mis brazos.- Mi amado Anthony, te extrañé tanto...

-No llores más por favor.- dije mientras juntaba su frente con la mía.-En invierno las rosas caen, pero en verano florecen muy bellas, aunque se marchiten su belleza está en nosotros.

-No me dejes de nuevo Anthony.

-Candy, yo siempre estoy contigo.-dije mientras sonreía.

Podía sentir su respiración debido a la  cercanía que teníamos.

Noté que una lágrima bajaba por su mejilla y con mi dedo pulgar la limpié. -Candy mírame,- la tomé de la barbilla para levantar su rostro.- Te prometo que no te dejaré sola jamás.

En ese momento junté mis labios con los de ella en un cálido beso.

Candy cerro los ojos después de unos segundos me separe se ella.-Perdona Candy... 

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Pov.Candy

Que era quella sensación,fue algo indescriptible.
Lentamente comencé a abrir los ojos esperando verlo junto a mi pero yo me encontraba sola.

-Anthony... solo apareces en mis sueños no es verdad mi querido Anthony.

Aquella ilusión fue tan extraña...
Tan real...
Eso es imposible él está muerto y aunque yo lo quiera nunca volverá.
Sin mirar a los niños que momentos atrás había perseguido con tanto enojo decidí volver al hogar.

De nuevo me encontraba  observando la ventana y el caer de las hojas del padre árbol.
-Quizá pueda trepar hasta la copa del padre árbol.-salí a caminar con  la intención de realizar mi cometido pero me detuve cuando escuché a la Señorita Ponny y a la Hermana María.

Entre Rosas y LibretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora