Far from Sugar➳Suga; BTS

[03] Convivencia desconvivida

— ¡Es que no eres más idiota porque no quieres! ¡Juro que si entregaran premios por ser así te llevarías todos! Es que en serio, te golpearía de una manera que llegaras de vuelta a América, pero no lo hago simplemente... ¡porque no quiero ensuciarme las manos!

—Pff, eres un exagerado—le resté importancia, rodando los ojos, y buscando con mi lengua la pajilla del refresco.

— ¿Y ahora? ¿Qué se supone que hagamos?

— ¡Qué va! ¡No es tan difícil! Inclusive yo, con mi coeficiente intelectual más abajo del promedio, sé lo que hay que hacer en esta situación—coloqué ambos de mis brazos en jarra, adoptando una pose heroica.

—Pues adelante, Señorita con "el coeficiente intelectual más abajo del promedio", te escucho. Ah, y que no se te olvide que son más de las once de la noche, y por ende, estamos solos en los ochenta metros cuadrados de la puta comida rápida, la cual ya se encuentra totalmente cerrada, al igual que nosotros en este momento.

Efectivamente, no había tomado eso en cuenta unos dos minutos atrás. No termino de comprender al cien por cien la situación, pero de lo poco que entendía, era que ambos ahora nos encontrábamos en el estacionamiento totalmente sellado. Habían cerrado el lugar por la parte contraria a donde nosotros nos hallábamos, por ello, no se nos hizo raro que no se percataran de nuestra presencia. Estábamos adentro del auto, el cual (por mi culpa, aparentemente) se había quedado sin batería a causa de no haber verificado apagar la luz.

No tenía en cuenta tampoco lo rápido que había pasado el día. De un momento a otro ya eran casi las doce de la noche, o sea, que gasté toda mi tarde entre juegos tragamonedas, infantes gritones y comida chatarra.

¿Me arrepentía de algo? Probablemente, pero, con la mirada de Yoongi sobre mis ojos, penetrando mi alma y como queriéndome clavar millones de agujas en el cuerpo; solo me permití lamentarme de haber nacido.

—Solo...—balbuceé, escapando del contacto directo con sus pupilas—ya sabes...Iba a decir que lo conectáramos a otro auto u llamáramos a una grúa para llevarlo al mecánico, pero...no tenía en cuenta el hecho de que estuviéramos aquí dentro encerrados.

— ¿Y además te pensabas que yo iba a pagar eso? ¿En serio crees que tengo tanto dinero?—ambos bajamos del automóvil a la vez, sintiendo el frío pegar leve contra nuestros rostros.

— ¡Has sobrevivido en Seúl solo! ¿Eso no es algo?

—Que se note que he sobrevivido por el mero hecho de no estar acompañado de ti—bufó y rodó los ojos, volviendo a su rostro amargado una vez más—. Bien, dudo mucho que alguien se dé cuenta del auto a estas horas, y menos en un lugar como este, así que... podríamos salir de aquí nosotros. No sería tan difícil lanzarte al otro lado de la cerca.

—Lo dices como si yo fuera delgada...o como si tú fueras muy alto...o muy fuerte—susurré lo último, con temor a que me golpeara.  De igual manera fue en vano, pues una fuerte palmada me llegó por detrás de la cabeza—. Auch.

—Ven—llamó a mi presencia, una vez estuvo algo alejado de mi persona, y cercano a la reja alta que nos separaba del árido exterior.

Suspiré lamentándome, y me acerqué rendida ante la petición.

—Que conste que tú lo pediste, y que te dejo advertido desde antes que me comí cuatro hamburguesas hace una hora.

—Sube—se acuclilló de sobremanera, dándome a entender que me subiera a sus hombros.

—Estoy segura de que en algún momento lo lamentarás. No me culpes si mañana tienes dolor de espalda u una fractura en el coxis—respondí, acercándome a él pausadamente y asegurándome de que no hubiera nada de culpa que recayera en mis hombros.