16. Penas de amor y conversaciones

1.3K 95 4
                                    

—Perdón pero, ¿quién es usted? —Le pregunto con fingido desconcierto—. Debo admitir que conozco a alguien igual, pero él nunca diría esas palabras.

Él asiente, tomando un sorbo de su bebida. —Me alegra que sepas que es sarcasmo. Algunas personas son tan fáciles de engañar con un par de palabras —vuelve la mirada hacia el frente, y sé que espera que ría, pero ni siquiera la pequeña sonrisa que me saca me llega hasta los ojos—. ¿Qué sucede, doctora? —Pregunta esta vez.

Y sé que ha notado la ironía de todo esto. Yo, una psicóloga, tengo problemas que me han afectado emocionalmente y él, quien es mi paciente, me está invitando a que le cuente. Estas cosas solo podrían pasarme a mí.

Terminaré por pensar que lo único que le contribuyo a mis pacientes, son más problemas: los míos.

—He peleado con Will —suelto, justo después de que uno de los trabajadores me pregunte qué quiero ordenar.

Justin me está mirando con el ceño ligeramente fruncido, y me doy un golpe en la frente mentalmente al recordar que él no sabe casi nada de mi vida, por ende, no tiene idea de quién es ese tal Will.

—Es mi novio —añado.

Él parpadea un par de veces, y luego asiente. —Comprendo.

—Sí, bueno... sé que no eres Cupido ni nada de eso, no quiero molestarte con mis problemas estúpidos, quizás lo mejor sea que vaya a tomar una mesa... —me estoy levantando cuando él toma mi muñeca, no ejerce presión, pero su calidez envía un leve escalofrío por todo mi brazo.

—Está bien. Soy algo bueno para escuchar. El problema está cuando la gente espera que hable.

La sonrisa melancólica vuelve a mi rostro, y finalmente termino cediendo. —Es solo que no lo había visto en algún tiempo, ¿sabes? En semanas. Desde hace mucho, hemos sido inseparables y fue algo difícil para mí tenerlo fuera de casa. Pero al volver parece que ni siquiera se preocupó por lo que he estado haciendo en su ausencia. Lo único que hace es contarme las cosas que pasó en su campamento, y eso está bien pues está emocionado, pero no se ha tomado el tiempo de preguntarme por mí tampoco. Por si lo extrañé, o si tuve algún inconveniente. Y me hace sentir un poco dejada de lado, ya que... —bufo con frustración. Tal vez si tuviera una posición más firme en esta pelea, sabría qué hacer, o no me sentiría como una mala novia al contar esto—. No lo sé. Quizás estoy sobreactuando.

—No creo que estés sobreactuando —responde, para mi sorpresa. Se supone que los chicos siempre van a apoyar a los chicos, ¿no? Sobre todo, a aquellos que ponen su alma y corazón a un deporte—. Me parece que nunca te habías sentido echada a un lado, y que el repentino cambio te ha molestado y entristecido. Es... bastante normal que te sientas del modo en que te sientes.

Es un poco triste sentirme más apoyada por Justin que por mi propio novio, a quien conozco desde hace muchísimo más tiempo. Al menos hay alguien que me entiende, ¿no? Y eso significa que no estoy loca. O que ambos estamos locos.

Y definitivamente no es así.

—Él me hace sentir como si estuviera sobreactuando.

—Entonces él debe revisar el modo en que está tratando a su novia —se encoge de hombros, y en ese momento, mi pedido llega.

Una hamburguesa grasosa con una Coca-Cola grande y fría. Algunas personas ahogan sus penas en helado, yo las ahogo en carbohidratos.

Un silencio cómodo nos envuelve y, mientras estoy sumergida en un paraíso de carne, papas fritas y doble queso, no puedo evitar pensar en Justin y su fallecida novia, Stacy. Me pregunto seriamente cómo habrá sido su relación, como era Justin en material del amor, y si habían estado en un buen momento de su vida cuando todo se cayó a pedazos.

Cheryl's Heart → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora