07: A que no te atreves (II)

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N/a: Dedicado a todos los que le han dado una oportunidad después de leerla sin editar :)

Narra Amanda.

-Ay, sí, Amanda, por favor. -Rodó los ojos-. O no me digas que jamás te han dado un beso -se burlaba Dalia, con la mirada en un vaivén entre Alberto y mi persona.

-¡No será en la boca! -se apresuraron a decir nuestros guías-. En la mejilla es suficiente.

Miré a Alberto con una sonrisa nerviosa y él rodó los ojos acercándose rápidamente a mí para proporcionarme un beso con fuerza en la mejilla.

Sí, sé que puedes imaginar cómo me puse; mis mejillas se sentían calientes y aunque mi piel era, o mejor dicho, es morena oscura, sé que la sangre subió por todo mi ser marcándome un leve rosado sobre los cachetes.

Fue vergonzoso, pero para mí, pues parecía que a Alberto no le importaba, ya que con la misma rapidez con que besó mi mejilla se sentó y me sonrió con rostro despreocupado.

Nadie podía saber que era la primera vez que un chico tan guapo me proporcionaba un beso así, es decir, ¡Ni Mat! ¡Ni el mismísimo Mat!, aunque, exhalé soltando la presión que estaba sintiendo porque de ninguna manera debía montarme en la nube de la ilusión.

¡No! ¡No, Amanda! ¡No! Me decía, tratando de actuar normal en el resto del juego que, desgraciadamente, se extendió a dos rondas más, y que, con suerte, la papa no se quemó en mis manos.

Lo que recuerdo después de eso es nulo; nuestro guía nos repartió la comida, luego, antes de dormir comimos galletas frente a una hermosa fogata y nos rendimos cuan bebé a los brazos de nuestras mantas, cayendo en un profundo y caluroso sueño.

La mañana siguiente al juego en el campamento fue lo que hizo que, por primera vez en mi vida me sintiera parte de algo, aunque malo, importante.

Todo empezó durante el desayuno, cuando una de las chicas de quince años en mi grupo comenzó a hablar sobre su novio, y después de eso, todas parecían tener cosas que contar.

Una de las chicas, llamada Estefany nos contó que ella vivía una pesadilla. Ella, desde que tenía uso de razón se había sentido atraída por su vecino que era mucho mayor que ella, y solía observarlo desde su ventana cuando se bañaba en la piscina en el patio de su casa, y dijo claramente que habían hecho "cosas".

Yo entendía a qué cosas se refería, pues en la mayoría de los libros se hablaba de ese tema, sin embargo, era algo que me seguía intrigando. Las "cosas" que yo había sentido antes por un chico simplemente era algo parecido a "las mariposas en el estomago" además de los latidos acelerados.

Así que mientras ella hablaba, quería hablar con alguien frente a frente que hubiera ido más allá, pero era demasiado tímida para indagarle directamente a ella.

-He tenido muchas novias, y espero que no te moleste mi comentario pero... -Alberto rascó su nuca-. No has tenido novio ¿verdad?

Las chicas seguían a nuestro guía mientras yo recogía mi mochila para avanzar también. El solo tono de su voz al lado de esa pregunta me había dado escalofríos por lo que, terminé haciendo como si no hubiese escuchado nada. No quería pensar que Alberto, con su rostro tan serio y buenmozo, fuera uno de esos que, como dicen por allí "tiran la piedra y esconden la mano". No quería pensar que por alguna razón, fuera otro casanova más.

¡Pero le estaba dando demasiadas vueltas al asunto! No tenía ninguna excusa para pensar mal de él ¡Solo me estaba haciendo una pregunta! Y ya lo estaba juzgando solo porque él había tenido muchas novias.

Un amor que no es amor #LoveYourselfOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz