Mine ; Im Jaebum (Got7) / Jaebum y tú /

Nuevo comienzo

           Fui lo suficientemente valiente para tomar la decisión de ser una persona independiente. Bastó la última discusión entre mi madre y yo para que la gota que faltaba rebalsara el vaso de sobremanera. Es por eso decidí tomar las únicas dos maletas que contaba en mi habitación, llenas de polvo por el poco uso, pero espaciosas para poder guardar mis necesidades básicas fuera de casa.

Fuera de casa, pensé. 

Mordí mi labio inferior controlando mis ganas de llorar que querían salir a flote. Odiaba esta situación con mi madre. Cada vez la sentía más lejana a mí. Desde que mi padre falleció nada volvió a ser igual, aunque siento que nos libramos de un peso encima. 

—Cuídate—murmuré en voz baja antes de cerrar la puerta detrás de mí con ambas maletas ya en el taxi estacionado fuera. Mi madre no dijo absolutamente nada. Solo estaba en la cocina preparando bocadillos nocturnos como solía hacer siempre cada viernes.

No podía irme sin despedirme, pero mi orgullo era más fuerte de lo que pensaba para volver y dar mi brazo a torcer. Me maldecía a mí misma por ser tan poco cariñosa con ese débil "cuídate" y el nudo en la garganta que se hacía más intenso. Dolía.

Ya en el taxi le indiqué la dirección al chofer, estaría con una amiga por un tiempo hasta que pudiera valer por mí misma con mis ingresos. No era mucho, pero suficiente para aportar en el departamento de mi amiga como ayuda y pago por dejar que fuera su compañera de apartamento.

—¡_______, estás aquí! —Olivia se acercó a mí con una sonrisa radiante ayudándome a sacar mis cosas del maletero del taxi mientras yo le pagaba al chofer. —No puedo creer que ya te decidiste. —Murmuró con entusiasmo en su tono de voz.

Me gustaría decir lo mismo. 

Esbocé una leve sonrisa tomando una de las maletas y caminado hacía el interior del gran edificio central. Saludé al conserje y entramos al ascensor. Para mí sorpresa estaba cubierto de espejos y con un tono de música relajante que salía por un altavoz. Esto era algo totalmente nuevo.

Recordé cómo en este mismo lugar besé a mi primer amor; Jaebum. No pensé que sería el último beso antes de que él se fuera lejos por un mejor futuro.

Reí divertida mirando a mi amiga. No quería divagar mis pensamientos en Im Jaebum.

—El ascensor me recordará lo fatal que me veo en las mañanas, Oli.

Olivia río achinando sus ojos al sonreír mostrando sus dientes blancos bien cuidados. Su físico es envidiable. Es de tez media bronceada, ojos pardos, cabello castaño claro largo hasta la cintura y delgada gracias a su metabolismo rápido. El sueño de la mayoría de las chicas. Y el mío. Sí, no tenía un gran físico, pero me cuidaba bastante e iba al gimnasio tres veces por semana.

—Lo peor que pudieron hacer fue remodelar estos ascensores, estaba tan acostumbrada a los otros con un espejo. Ahora veo realmente hasta mis imperfecciones de perfil.

Reímos al uníso saliendo del ascensor cuando llegamos al piso catorce. Bastante alto, sí.

Olivia tenía una habitación disponible, el cual era el de huéspedes. Temporalmente sería mío. Era más espacioso que mi propia habitación en casa.

—Más adelante podremos agrandar algún espacio para que estés más cómoda—Olivia me sonrío ayudando a sacar mis cosas.

Abrí los ojos de par en par.

—No es necesario, Oli. Estoy agradecida que me aceptaras...con mamá ya no congeniamos.—hice una mueca graciosa logrando que mi amiga riera. Me tiró una almohada justo en la cara y cuando iba a responderle su móvil no dejaba de sonar con notificaciones. —Vaya, estás solicitada hoy.

—No es nada, solo cosas sin importancia. —murmuró tecleando en la pantalla de su celular inmuta a que la miraba extrañada. Jamás deja de hacer cosas a menos que esté planeando algo a mis espaldas. Negué con la cabeza para ahuyentar cualquier pensamiento de ese tipo. Desde la discusión con mamá me estaba volviendo algo sensible con cualquier actitud extraña.

—¿Sí? 

De todos modos quise restarle importancia mientras doblaba unas cuantas prendas de ropa en mi nuevo armario.

Olivia asintió con la cabeza mirándome de reojo y volviendo a la pantalla de su celular. —Tendremos una cena en dos semanas. 

Me ocultaba algo.