Capítulo 2

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Antes de que lean tengo que decir dos cosas:

1. Lamento haber tardado tanto, lo que pasa es que los exámenes me han atacado juntos y ni tiempo para pensar en escribir, pero aquí se los traigo.

2. Alteré algo del primer capítulo. Una cosa pequeña que se las puedo decir aquí. Olvidé mencionar que Oliver tiene Sindrome de Down. 

Ahora todo aclarado: Lean, comenten, Voten, y Recomienden.

Gracias por leer.

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Capítulo 2

—Lo único que no puedo entender es cómo la chica-cabello-de-paja sea amiga de alguien tan sexy— comentó Sandy Parkins lo suficientemente alto para que yo y otras 50 personas que estaban en el patio del colegio la oyeran.

— ¿Eso es lo único?— pregunté tan alto como ella. — Porque la cara de perdida que sueles tener en todas las materias te delatan.  Aunque siendo tú, yo preferiría entender por qué no le agrado al 98% del mundo, pero claro, cada quien con sus prioridades.

— Todo el mundo me quiere…

—Sí, te quieren lejos. — terminé por ella y no dejé que siguiera retándome a golpearla.

Sandy Parkins, mejor conocida por la pitbull. Yo le digo así porque tiene ojos demasiado pequeños para su enorme rostro, y su nariz está excesivamente respingada que se le vería el cerebro si tan solo tuviera uno. Yo hubiera demandado al cirujano. Y su boca es enorme y creo que esa es una de las razones por la cual habla mucho. Es rubia artificial… la verdad es que no sé qué es verdadero en ella.

Nos conocemos desde el kínder pero, a diferencia de las películas, nunca fuimos amigas, nunca nos soportamos.

Odiaba venir a este colegio en el que me tocaba enfrentarme a todo sola. No lograba hacer una amistad real porque no encajaba en las conversaciones. Desde los 13 años mis compañeras sólo hablaban de chicos, citas, maquillaje y esas cosas, hasta ahora siguen así y soy prácticamente una ignorante respecto a eso. Y los chicos no me querían en sus grupos, no aceptan que una mujer sea mejor peleando que ellos, además que no aguantan mi carácter.

Así que sólo tenía a Alex, nuestras conversaciones no siempre eran serias y solíamos hablar de series, películas, deportes, hablábamos mal de mis hermanos…

Por ello solía estar callada en mi colegio, sí hablaba con los otros, pero las conversaciones no duraban más de 4 o 5 preguntas y respuestas.

Entré al salón de mi última clase del día: inglés. Y la sorpresa que me llevo es que hay un suplente y ¡Es joven!

 Esto sólo significa una cosa: mis compañeras actuarán como estúpidas y pelearán por sentarse adelante y soltando risitas tontas para llamar la atención del no muy guapo suplente. Era delgado, de cabello corto pero aun así peinado hacia arriba con gel. Usaba unas gafas rectangulares. Vestía una camisa café y unos Jeans. Su espalda era bastante larga, lo que significaba que los jeans los tenía a la altura de su pelvis, por suerte la camisa la tenía dentro del pantalón, así evitaríamos ver su calzoncillos.

La clase transcurrió con preguntas tontas de las chicas, risas por parte de ellas, llamándolo para que las ayude con alguna tonta palabra. Los chicos no hablaron, ni siquiera comentaron algo que el suplente preguntaba. Fue bastante aburrido todo, sin mencionar que era exasperante no poder avanzar porque Sandy todo el tiempo necesitaba ayuda, cuando ella se consideraba la que mejor hablaba inglés de la ciudad. Hubo un momento en el que me dieron ganas de golpearme la cabeza contra la mesa, pero me contuve porque me gusta tener neuronas.

A mil KilómetrosWhere stories live. Discover now