Capítulo 5

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Y ahora, ¿Cuál se suponía que iba a ser mi excusa para no prestarle el auto a Alex y así poder evitar esa cita? ¿Y quién se suponía que era la chica?

Tenía unas ganas infinitas de no darle el auto pero sabía que iba a terminar cediendo.

— No creo que un disparo en tu cabeza te haga sentir viva. — me dijo el chico que estaba en el asiento de alado.

— ¿Perdón? — pregunté sin poder ocultar mi mueca de “este tipo es un raro”.

— La camiseta. — dijo apuntándome.

— Ah… no dice nada bueno de ti que lo primero que me digas es sobre mi camiseta, la que leíste mirando justo el lugar donde están mis senos. — dije, abrazándome yo sola para evitar que siguiera leyendo.

— ¿Para qué te pones una camiseta con una frase, entonces? Alguien tiene que leerla. — dijo soltando una carcajada.

— Resulta que cuando me visto no pienso en cuánta gente estará mirando mis partes femeninas.

— Gabriel Clayton, un gusto. — dijo, estirando su mano hacia mí.

— ¿Clayton? ¿Cómo el malo de Tarzán de Disney? — estreché mi mano con la suya.

— Soy su descendiente.

— Pues creo que podías haberme agradado a pesar de lo pervertido que considero mirarme esta parte de mi cuerpo… pero ser descendiente del responsable de la muerte de Kerchak, lo siento, eso ya me dice que eres una mala persona. — volvió a reir.

Gabriel Clayton era guapo, a su manera. Se notaba que no se esforzaba mucho por resaltar su atractivo nato. Era alto, delgado, cabello negro y rizado. Y vestía normal, una camiseta verde, jeans y zapatillas deportivas azules. Eran un chico normal… y era el chico que vi la noche anterior en el entrenamiento de JiuJitsu.

— Jay, ¿verdad? Te vi anoche, estabas medio despistada y alguien llamó tu atención.

— ¡Eres el chico que preguntó por las clases! — Alex creí que estaba viendo al chico, pero lo cierto es que estaba concentrada en él. Mientras Danilo explicaba el siguiente ejercicio todos hicimos un círculo y Alex quedó frente a mí y de espaldas a la puerta. Entonces parecía que estuviera viendo en dirección a la puerta, pero me quedé viendo a Alex, en realidad fue de esas veces en que ves algo fijamente pero no lo estás viendo en realidad.

— El mismo.

— ¿Y? ¿Te animaste a entrar?

—De hecho entré a ZanshinDojo, queda más cerca de mi casa y el horario es mejor para mi ocupada vida.

— Así que estoy hablando con la futura competencia.

— Sí, llevo practicando 5 años y como es una de las cosas que más me gusta decidí seguir en esta ciudad.

— Esa es la primera cosa buena que sé de ti. Perseverante, eso es bueno. Serías mejor si hubieras entrado a mi academia.

— Dime, ¿Qué tan bueno es Alexander Galbraith? — preguntó con interés. Yo enarqué una ceja.

— ¿Conociendo a la competencia? Alex es uno de los mejores competidores que he conocido.

— ¿Lo dices como una observadora externa o como su fan? —me preguntó, esperando mi reacción. Abrí la boca y puse mi expresión de ofendida.

Antes de que se me ocurriera algo bueno para responder entró quien parecía ser el profesor. Agradecí infinitamente su presencia hasta que me di cuenta que era el profesor de Cálculo lll.  La clase me parecía chino, apenas veía números, apenas entendía qué quería decir con esas palabritas que usan que no puedo repetir. Iba a golpearme la cabeza contra la mesa si seguía diciendo “Cálculo vectorial”, “campos escalares”,  “rotor”. ¿Cómo alguien podía elegir pasar esta materia? Apoyé mi cabeza esperando alguna cosa que mi cerebro me dijera “¡Hey, Jaydin, sabes qué es eso!”, pero nada.

A mil KilómetrosTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon