Capítulo 11

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Allison

En el último periodo Lucia bostezó, echándose hacía atrás sobre las gradas, mientras yo me bebía los restos del agua, ya tibia, y observaba el trasero de la ofensiva, alineada en sus posiciones sobre el campo.

Mi amiga aplaudió y gritó un aliento cuando su novio corrió con la pelota a lo largo del campo, a una velocidad impresionante, y se cubrió la boca cuando recibió un tacle, que lo lanzó al suelo con fuerza, haciendo que el balón volara por los aires, dejando el cuerpo de leo tendido sobre el césped por un par de segundos que hizo que el entrenador se aproximara, probablemente para comprobar que siguiera con vida.

De un salto el numero siete abrazó la bola de cuero ovalada, y se inclinó rápidamente, esquivando el impacto de otro cuerpo, mientras iniciaba una carrera increíblemente veloz hasta atravesar la línea, haciendo que los demás del equipo dieran un aplauso y otros tantos bufaran con decepción al haber pedido. El sonido del silbato hizo eco, indicando que la práctica se había acabado.

Del otro lado de la zona de anotación Jayson arrojó el balón al suelo, quitándose el casco con una mueca increíblemente seria, mientras se limpiaba el sudor que le caía por el rostro, y un par de jugadores se acercaron para darle una palmada en la espalda.

Observé un momento su perfil, mientras se acercaba a la banca y tomaba una botella de agua par arrojarla sobre su cabeza. Oí como Regina le decía alguna cosa, desde las grada de abajo, y el asintió, haciendo que ella soltara una risita torpe que hizo que él elevara un ceja. Él miró a ambos lados, buscando alguna cosa, mientras se quitaba la ligera tela de práctica, con su numero grabado en la espalda, y con ella se limpió el rostro enrojecido, por el cansancio, sus labios estaban ligeramente resecos, y cuando su lengua mojó la superficie de su labio inferior aparté la mirada bruscamente, por alguna razón.

—¿Estás escuchando?— Luzu agitó na mano frente a mi rostro y asentí.

—No quieres que la foto de tu novio ebrio y semidesnudo se viralice por la escuela. Te sigo.— Dije, y asintió, aunque había hablado de eso toda la mañana.

—Presiento que eso acabará en el anuario.

—Era solamente una broma, además tu eres la editora, así que tú decides.— Hablé, con desinterés, y ella suspiró, levemente convencida, volviendo la vista al campo.

—Así que... tienes una cita con Jay.— Soltó, con su voz cantarina y puse los ojos en blanco, negando con la cabeza.

—Mas bien es un agradecimiento por haberme salvado el culo.

—¿Agradecimiento?— Preguntó, haciendo una mueca sexual fingiendo meterse el puño en la boca y solté una carcajada negando con la cabeza, ella rió también, y me giré hacía la cancha, encontrándome instantáneamente a Jayson, con la vista fija en nosotras.

Sus ojos azules brillaban incluso a aquella distancia, y su pecho subía y bajaba con rapidez, en una respiración agotada, con el entrenador gritándole alguna cosa justo en el oído, pero su mirada no se apartó ni un momento.

—¿Por qué nos mira tanto?— Quise saber, y articuló una sonrisa ladeada, como si supiese lo que estaba diciendo.

—Solamente te mira a ti.— Ella dijo, mientras Leo le lanzaba un beso que fingía atrapar en el aire, y sentí que estaba a punto de tener un ataque de diabetes.

Leo y Jayson fueron arrastrados por la masa de cuerpos en fila hacía los vestidores, y rápidamente las gradas, que habían estado bastante concurridas, se vaciaron, al ya no poder deleitarse con los bonitos traseros del equipo. Pronto solo permanecimos Luzu y yo, debajo de los rayos del sol, con las camisas remangadas, las corbatas sueltas, y las piernas tendidas debajo del calor, como si fuese verano.

Odio no poder odiarteTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon