Capítulo 20

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Allison

El sol brillaba fuertemente, era un cálido día aunque el frío del lodo me permitía pensar lo contrario. Miré hacia mi vestido favorito, la tela verde teñida de manchas amarronadas que se hacían casa vez mas grandes se pegaba a mi cuerpo.

Un niño con grandes ojos azules se inclinó y tomó mi mano, me sonrojé. Sus ojos azulen parecían brillar mientras sonreía en mi dirección, y tan rápido como había llegado se fue.

—¡Espera, no me has dicho tu nombre!— Grité con la esperanza que se detuviera, pero fue inútil.

Todo se vino abajo cuando el escarabajo de Lucia se tragó un bache que provocó que mi cabeza terminara estampada contra el techo del coche, el cual se tambaleó perdiendo una rueda casi al instante.

—¿Acaso quieres matarme?— Pregunté frotando mis ojos

—Me gustaría, he estado hablando sola todo el camino mientras disfrutabas de sueños húmedos.— Dijo mientras detenía el auto y bufó, dándole un golpe al volante. —Genial, perdimos una rueda.

—Es tu culpa por tenerme toda la noche despierta con tus mensajes, y no eran sueños húmedos.

—Aún así te rehusaste a hablar de la cita, mala amiga...— Alzó la voz sobre la lluvia de bocinas que se inició instantáneamente —Malditos idiotas, ¿es que acaso no ven que no podemos avanzar?— Miré hacia el exterior y una fila de autos se formaba lentamente detrás de nosotros.

—Bien hecho, eres oficialmente la peor conductora de la historia.

Un auto rodeo el escarabajo y al pasar junto a nosotras grito un par de groserías, por lo que Lucia atinó a enseñarle el dedo medio, sacándole la lengua de forma infantil.

—Llegaremos tarde a la escuela, sera mejor ir a pie.— Sugerí y negó con la cabeza.

—Ni sueñes que dejaré aquí a mi bebé.— Acarició el volante y susurró —Tranquila , Sally mami esta aquí.

Puse los ojos en blanco y procedí a abrir la puerta del acompañante para salir del vehículo, tratando que ninguna rueda me pasara por encima, mientras los vehículos rodeaban la escena como si nada.

—Iré por ayuda y con suerte por un aventón, no te muevas.— Dije, inclinándome dentro de la ventanilla.

—Mi héroe.— Respondió, sarcásticamente, justando las manos sobre su pecho y me fui, no sin antes enseñarle la lengua.

Caminé un par de calles esperando que no comenzara llover, pero los negros nubarrones que se alzaban sobre mi no me daban grandes esperanzas. Marqué el numero de la grúa en mi celular y una operadora atendió informando que tardarían en llegar al lugar al menos otros quince minutos, finalicé la llamada y marque el numero de Luzu.

—¿Bueno?— Respondió, con tono despreocupado, a tiempo que otro insulto de fondo se escuchaba seguido por un sonido automotriz.

—La grúa estará allí en quince minutos, al menos, será mejor que traigas tu trasero a pie si no quieres llegar tarde.

—Ya te dije que no dejaré a Sally aquí. Adelántate, te veré en el segundo periodo de clases.— Soltó un estruendoso sonido de bes, al otro lado de la línea y colgó.

Suspiré mirando el reloj. Decidí ir lentamente a la escuela maldiciéndome por no haber aceptado la oferta de Ethan y venir en su monstruosa motocicleta. Ahora ya era tarde para llamarlo, y solo tenía doce minutos para recorrer al menos veinte cuadras, definitivamente llegaría tarde.

Caminé un par de bloques y me detuve en una esquina esperando que el pequeño hombre del semáforo comenzara a moverse para que yo pudiera hacerlo también. La luz cambio de rojo a verde pero antes de poder dar un paso sobre el concreto el monstruoso convertible se detuvo frente a mí, interponiéndose en mí camino y en el de todos los demás.

Odio no poder odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora