Segundo café

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Me desespera ver a mi hermano Uriel, siempre tan controlador, siempre tan exigente.
Su secretaria Rosita es alguien a quien admiro, para mí es algo así como un tanque de guerra en el cuerpo de una mujer pequeñita.
Es legendaria su paciencia y aguante para los berrinches de mi hermano.
Con ese carácter que Uriel se manda, la pobre mujer ya debió de mudarse hasta de planeta. Pero no Rosita, Rosita es inamovible, y después de nuestros padres es la única con el carácter de enfrentar a Uriel en el trabajo.
Un día haré que Uriel le construya un monumento a la mujer.

-¡Urias!, el grito de mi hermano mayor por diez minutos me llama desde mi oficina, me levanto como resorte ya que en verdad odio sus "escenitas".

-Oye wey, si vas a gritarme que sea porque se esta incendiando la oficina y no porque se te atoró un gas en el trasero, Uriel me mira como si quisiera dispararme, -no tienes porque ser tan vulgar Urias, yo me carcajie, la verdad no entiendo como Uriel puede soportarse a sí mismo.
-Ok, ya tranquilo león, mejor dime para que me gritas, Uriel rodó los ojos exasperado y me dio dos carpetas, necesito que te reúnas con estos clientes, quiero que cierres el trato con ellos y que le digas a Rosita donde quieres reunirte para que ella te haga una reservación.
Yo leía los documentos de la carpeta, eran inversionistas nuevos así que Uriel estaba confiandome ese trabajo, sonreí a mi hermano mientras daba una hojeada mas a los papeles, -dejame ver donde podría llevarlos y yo le digo a Rosita para que se haga como has dicho.
Uriel asintió.

Mi hermano podría ser todo lo exigente y antagónico que quieran, pero yo amo a mí hermano, al ser gemelos idénticos tenemos una conexión especial y un entendimiento entre nosotros. Pero mi hermano es así no porque quiera, ¡no señores!, la empresa en donde trabajamos que dicho sea de paso, es de nuestra familia, ha estado durante tres generaciones en un mercado competitivo.
La presión que recibe Uriel es inmensa.
A veces extraño al niño que es tan parecido a mí. Era como sonreír y ver mi reflejo exacto en mi hermano y pensar que nunca cambiaría algo entre nosotros.
Pero todo cambió cuando entramos a la preparatoria y Uriel recibió toda la presión del hijo mayor... Y yo, yo poco a poco perdí a mi cómplice, a mi aliado, a mi amigo.


-¿Hoy trabajarás hasta tarde?, preguntó Aracely, mi hermosa compañera rubia y responsable de atender las mesas de área de no fumadores, -Sí me pidió la jefa que yo cubra a Valentina, ella irá a visitar a su madre hoy en el hospital, mi mano no dejó de limpiar la mesa.
Hoy será una de esas jornadas agotadoras. Por fortuna solo tuve tres horas de clases en la universidad y pude tomar estas horas extras, mi computadora esta fallando y es esto o vender mi riñón para obtener dinero extra y poder comprar una computadora nueva, opté por mejor hacer el turno extra aunque eso implique salir tarde del trabajo.

-Supe que la jefa se la pasó gritandote ayer, Aracely acomodaba los pasteles en el mostrador, la forma en la que estéticamente los colocaba me hicieron sonreír, quienes piensan que los gays somos el cliché en decoración obviamente no han visto mi departamento.
Nunca podremos igualar la dedicación y buengusto de una persona que tiene esa pasión por la armonía y las cosas lindas.
Yo lo único lindo que tengo es el póster de Jake Bass desnudo mostrando las nalgas.
Así que no creo que eso cuente como algo de buen gusto para decorar.

-Sí, esa señora creo que me odia, dije suspirando, Aracely se limpió las manos en su coqueto delantal, (ella podría vestirse con un costal y aún así se vería hermosa y sexy), -Liam, no seas tan reina del drama, ella odia a todo lo que se mueva o técnicamente a todo lo que este vivo, ambos sonreímos.
-A veces quisiera ser tan fácil de amar como tú Aracely, mi amiga me tomó del hombro y me palmeó, -y yo quisiera ser así de tenaz como tú, ahora no pude aguantar y solté una risotada que podría haber matado a un gorila, Aracely me miró seria frunciendo el ceño, -no me mal interpretes Aracely, es solamente que mirame, me señalé a mí mismo, -soy un tipo sin mucha gracia, gay, arrítmico y torpe con mis extremidades.
Esta vez fue Aracely quien se carcajeó mientras yo la miraba sin comprender, -¡Mejor aún!, el tipo que se enamoré de ti, será porque ve en tu persona mucho mas que una apariencia, fue mi turno de estrechar la mirada, -malvada, ¿qué quieres decir?. Ella se alejó un poquito de mí y dio una vuelta lenta, yo seguía sin entender, ella rodó los ojos desesperada, -esta bien, le mostré el culo al hombre incorrecto, -mi cara se encendió, ¡esta niña me iba a matar!, mi mente solo repetía, ¡demasiada información!, ¡demasiada información!, -mirame Liam, yo la miré como me pidió y por un momento vi su mirada frustrada producto de años de derrota, -la gente ve solo un físico, un trasero, unos pechos, ¿sabes cuántos clientes me hacen propuestas sucias?, el dolor en sus palabras me hizo consciente de que el ser humano nunca valora, nunca esta conforme, nunca es consiente.
-Yo quisiera que los tipos que me invitan a salir, me valoren a mí, me amen por lo que soy, por mis logros, y no por sus aberrantes fantasías sobre mí.
Abracé a Aracely, y agradecí lo torpe, lo simple y lo listo que soy.
El grito de oso de nuestra jefa nos ubicó haciendo que como ratoncitos despavoridos, sigamos en nuestras labores.



El día fue muy pesado, el estrés que han puesto sobre mí me empieza a pasar la factura, a veces me extraño a mí mismo.
Extraño aquel lazo que tenía con Urias y extraño ser yo mismo.
Pero esto es lo que es y no me resta mas que asumir mi posición.
Hoy por lo menos en mi cafetería favorita esta la linda rubia despampanante, pero por alguna extraña razón mis ojos también persiguen al enclenque aquel, ambos se ven cansados, ambos se ven hechos unos trapos, aunque la rubia se ve como un trapo hermoso y sensual. Observó como entra en las cocinas y sale ya sin su delantal, entiendo que su turno ha concluido, mientras se despide del flacucho un tipo con apariencia de gánster moderno entra en el establecimiento y ella sonríe como si del sol se tratara, entiendo que esta tomada, pero eso no impide que mis ojos sigan hasta su espléndido culo, un molesto y ajeno carraspeo me hace mover la mirada, ¡oh no! El flacucho me mira con enojo, sospecho que el ingenuo muchachito esta celoso porque ella tiene pareja, -¿mas café, señor?, yo ni siquiera lo miro, -no, por favor la cuenta.
El chico recoge la taza y se va, esta vez no corrió como ratoncito asustado.
Una vez pagada mi cuenta me dirijo a mi auto, antes de arrancar miró el celular y veo una llamada de Urias, decido llamar y mientras lo hago veo como poco a poco las luces de los establecimientos a mi al redeor se van apagando, también veo una vez mas al enclenque que sale y empieza a caminar en la calle y con el viento frío.

-Urias qué sucede?, la voz tranquila de mi hermano me responde mientras mi mirada sigue al munguito ese, -solo quería decirte que ya esta hecha la reservación y que también hay solicitudes de aspirantes a ayudantes en la oficina, -bien, mañana lo veremos, descansa.
Mi hermano me deseó buenas noches y nos despedimos, avancé unas calles y vi al enclenque cruzando la calle, justo iba él a seguir avanzando cuando vi que su torpeza es nivel dios, ¡el menso se golpeó la frente con un tremendo poste de luz!

Todo por un café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora