Sexto café

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-Me das un café latte, sonriendo con un bobo miró a Liam, quien se nota nervioso, es tan hermoso ver su reacción, no sabe como tratarme después de quedar en una cita para salir.

-Aquí tiene, su sonrisa nerviosa hace que reafirme mi decisión, yo maliciosamente solo para molestarlo, rozo mis dedos con los suyos, al mirarle un adorable gesto confundido se dibuja en su rostro. Yo río entre dientes, -gracias Liam, Liam solo asiente con la cabeza, incapaz de gesticular palabra alguna. De forma discreta Liam arrima una bolsita de celofán transparente atada con un lazo rosa.
Ahora el confundido soy yo, sin darme oportunidad a algo mas, tomo la bolsita y la observo con admiración, es una bonita galletita en forma de cara sonriente, a tras en un papel dice: siempre una sonrisa sincera es mas valiosa que todo el dinero.
Llego a la oficina con tiempo de sobra, pero aún con tiempo de sobra el maníaco de mi hermano Uriel ya esta trabajando.
Yo giro los ojos, me siento nervioso, sí, pero también tengo ya la determinación a cuestas.
Tratando de hacer el mayor silencio posible, me dirijo a mi oficina, pero por desgracia mi hermano gemelo también tiene súper poderes y puede olerme, -¡Uriel!, yo suspiro, otra vez su maldito grito de otro estriñido, arrastrando los píes me dirijo hasta su oficina, como un niño que va a ver al director del colegio.

-Buenos días para ti también Uriel, mi hermano me mira como sino me conociera, o tal vez como quien me conoce bien, -¿Qué carajo te pasa?, lentamente me adentro a su oficina y me siento, -Escucha, no quería hablar de esto ahora, de hecho quería hablar en privado contigo, mi hermano me mira con cautela, sabe que soltaré una bomba, se levanta, se suelta el saco del traje, lo cuelga y cierra la puerta con seguro, con calma se sienta en la orilla del escritorio quedando de frente mío.
-Bien, ¿qué sucede?, has estado muy raro.
Yo solo suspiro, es inminente, esto va a salpicar y va a doler, incómodo me aflojo un poquito la corbata, Uriel me mira expectante, me conoce, pero aún no llega tan lejos como para leer mi mente.

-Bueno, sí me pasa algo, Uriel no parpadea, sólo espera, -soy gay, siempre lo he sido y ya no asumiré el rol que tú o papá, o cualquiera de nuestros conocidos esperan que yo sea.
Uriel aprieta la mandíbula, se mantiene así hasta que estalla, estalla intenso y se pone a gritar.
-¡Todo es gracias a ese chamaco!, has tonteado con él, pero tú no eres así.
Yo aprieto el puente de mi nariz, -yo soy así, solo que aprendí a actuar como alguien que no soy.
Uriel me mira con resentimiento, -mira, lo que sucedió hace años, solo fue una tontería de jóvenes llenos de hormonas, tú querías joder y él estaba ahí, yo me levanté molesto, era el límite.
-¡No seas pendejo Uriel!, Antonio era mí novio, eramos novios desde hacía dos meses y esa vez se me fue de las manos, era un mocoso pendejo y cobarde que no asumió en su momento lo que sucedía, pero ya no, ya soy un hombre adulto Uriel, yo quiero dejar de sentirme como alguien que no soy. Quiero salir a la calle y mostrar a todos que soy gay tomando de la mano a Liam. Por qué sí, es con él con quien quiero estar.
Uriel y yo nos páramos frente a frente, los dos estabamos alterados.

-Estoy harto Uriel, estoy harto, en serio, en ese momento me sentía derrotado, cualquier persona podría importarme un carajo su opinión, aún la de mis padres, pero no Uriel.
De forma sorprendente Uriel me abrazó, me abrazó tan fuerte que no pude aguantar y lloré, lloré por aquel chiquillo que aterrorizado creció como un adulto infeliz, fingiendo ser alguien que no era, pero ahora era libre.




Estoy en estado de shock, una cosa es sospechar que mi hermano seguía siendo gay, y otra que por fin ahora lo admita, o tal ves fue algo que yo no quise ver. Como el pelmazo que soy lo negué con todas mis fuerzas. Pero es mi hermano y de ninguna forma lo voy a dejar solo, así eso me cueste la aprobación de mis padres.









-Gracias Liam, siempre tan amable, sonrió cuando Marga, una mujer mayor me da una suave palmada en la mano después de servirle su café y envolverselo en doble bolsa para que no se le derrame, -De nada y tenga cuidado para cruzar, la mujer sale caminando despacito.
Limpio el mostrador pero mi mente vuela hasta Urias, su cambio abrupto, su sonrisa coqueta, sus ojos chispeantes, en nada se parece al hombre que gruñe cuando me ve.
Admito que estoy nervioso por la invitación que me ha hecho, pero muero por conocerlo mas, él me gusta, sin embargo me intimida también su porte. Sé que estaré a la defensiva, no quiero que me grite o me maltrate como lo ha hecho a veces.
Pero debo dar la oportunidad de que se reivindique.
Quisiera llamarle, quisiera escuchar su voz, quisiera que las horas vuelen para verlo, pero debo tomar las cosas con calma. Debo esperar, pues solamente nos estamos conociendo, su rostro es atractivo y quedo corto, pero si su actitud resulta la de un pendejo, sin miramientos me alejaré, ningún hombre por muy guapo que sea vale tanto la pena como para dejar que me maltrate.

Todo por un café.Where stories live. Discover now