Tercer café

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Hoy tengo sueño, realmente me dormiré
en mi escritorio... Comienzo a planear el
poner unos calmantes a mi hermano
Uriel en su café, a ver si así se relaja un día
en su vida... ¡Un día!, ¿Será mucho pedir?...

-No está mi rubia pechugona- Abrí un ojo
al escuchar la voz de Uriel, me acomodé en
el asiento de nuestro automóvil y me di
cuenta de que ya habíamos llegado a la
cafetería, ni siquiera lo noté.

-Dije, que no ha llegado mi rubia, ¿me
escuchaste Urias?- rodé los ojos, ya tan
temprano va a empezar a refunfuñar, creo
que tendré que hacerla de cupido con
esa rubia y mi hermano a ver si ella le
puede quitar un poco lo amargado.

-Si te escuche- espeté y me cruce de
brazos -No soy sordo- hice una mueca...
-Aunque a veces quisiera serlo-.

-¡Urias!-

-¡Yaaaa, ya!- alcé mis manos en
rendición -No llegó la rubia, OK, ya
entendí. Entonces, ¿nos vamos?-

-No- gruñó -Aún no tengo mi café- Uriel señaló por la ventana, hacia un chico delgado y lindo que estaba limpiando una mesita -Si voy por mi café, mataré a ese enclenque torpe-

Miré por la ventanilla del automóvil al
pelinegro delgado que muy graciosamente
limpiaba una mesa, casi parecía que la
tiraría o terminaría rompiéndola, para
estar tan delgado, es algo tosco
-¡Qué exagerado eres!- me burlé de mi
hermano, sin quitar mis ojos del chico.

-No soy exagerado, ese chico es el caos
personificado, no entiendo ni cómo se
las ha arreglado para estar vivo- Uriel
apretó con sus dedos el puente de su nariz
y suspiró tranquilizándose.

A mi parecer, el chico es muy simpático,
fuera de lo común, muy fuera de lo
aburrido; comencé a sonreír al verlo girar
y tropezar con una mujer regordeta y
gritona -¡Liam!- hasta el automóvil
escuche el grito de la mujer; no pude
contener mi risa, este chico Liam, tropezó
con ella y ensució su blusa blanca con
los restos de café que tenía una taza
que recien había levantado de la mesa
que limpió -¡Es muy gracioso!- le dije
entre risas a mi hermano Uriel a mi lado,
en definitiva estallé en risas, Liam, en
un intento de arreglar su desastre, utilizó
el trapo sucio con el que había
limpiado la mesa... Dejó a la mujer peor.

Creo que esa señora sí va a matarlo,
-Esta bien, yo voy por tu café- dije a mi
hermano sin dejar de reirme y bajé del auto.





Voy a morir, ¡Ahora sí va a matarme la
bruja!, ella tenía la cara como un globo
regordete, rojo y lleno de aire a punto de
hacer explosión -¡Lo siento!- casi grité
nervioso y solté el trapo sucio con el que terminé de manchar la blusa de mi jefa;
adiós mundo cruel, fué un placer haber vivido.

-¡Liam!- me gritó ella retumbándome en
la cabeza y por un segundo cerré mis ojos
a ver si me llegaba la muerte o la luz
al final del túnel -¡Has estropeado mi blusa,
torpe chamaco inútil!-

-No fue mi intención- me disculpé
-Fue un accidente-

-¡Todo en tí es accidente, chamaco!-
quisiera decirle que se equivoca, pero tal
vez, la bruja tiene un poquitito de razón.

Alguien se aclaró la garganta a mi lado,
era el tipo guapo y amargado de todos
los días, con mi suerte, ha venido a darme
el tiro de gracia... Vida, ahí te quedas.

-Buenos días- saludó mi jefa.

-Disculpe, ¿Podría alguien atender mi
pedido?-

Abrí la boca sorprendido, una anti-sexy
expresión en mi cara, creo que morí y
no lo supe antes; este hombre ¡Ha dado
los buenos días!, sí señores, el apocalipsis ha llegado.

La bruja cambió su expresión y se relajó
-Liam, atiende al muchacho- me ordeno
jefa y se dio la vuelta para retirarse de alli.

-Creo que te he salvado la vida- bromeó
el hombre más guapo del mundo y
está frente a mi... ¡Cerebro funciona!!!...

Nop, mi sinapsis cerebral no funciona,
no sale ni una palabra de mi boca.

-Mucho gusto, mi nombre es Urias-
sonrió de nuevo y extendió su mano
para saludarme.

-Liam- logre responder antes de sentir
que iba a derretirme solo por tocar su mano.

Note en su mirada algo distinto,
traspasandome por completo,
pareciera que es la primera vez
que me mira, como si no viniera a diario
a comprar su café y fuera un patán que
se la pasa mirando los pechos de mi amiga.

-Vengo por un café- comenzó a decir
mientras soltaba mi mano, ¡Qué triste!,
yo no quería soltarlo... Parpadeé
tratando de no mirarlo embobado.
Tragué saliva...

-Voy a querer un...-

-Expresso Macchiato- interrumpí, no
necesita decirlo, es lo mismo que compra
todos los días.

-Si- me respondió y se mordió el labio
mientras una traviesa sonrisa adornaba su
escultural rostro -Por favor-.

Sentí que mi corazón se estrellaba contra
mi pecho, mis orejas se pusieron calientes,
¡Estoy sonrojándome!, debo alejarne
inmediatamente -Cla...ro, en un momento le traigo su café, mi voz intentó salir segura y lo logré, lo que no logré fue evitar tropezar con una de las sillas y hacer el consabido ridículo, de la forma mas digna posible, miré de reojo solo para notar a mi tipo del universo paralelo, observarme y reír con algo parecido a la ternura, sip creo que hoy morí y no me enteré.




¿Será que Urias no sabe lo que es
llegar temprano?; dejo de escribir a
Rosita un mensaje de texto y giro mi
vista hacia la cafetería, lo primero que
veo, es que el mocoso torpe ese, se
ha tropezado con la silla y Urias le sonreía como un tonto.

Me molesta la cara de baboso que
pone el enclenque al tener a mi
hermano cerca; ahora resulta
que aparte de tener que soportar que
no esté mi rubia por su culpa, ahora
trata de coquetearle a mi hermano,
¡Joder con ese guiñapo!, si no fuera
por mi rubia, cambiaría de cafetería.

Sintiéndome en extremo molesto,
borro el mensaje que estaba escribiendo
por teléfono y le hablo a Urias -Te
mandé a comprar un café, no a que te
quedaras a perder el tiempo con el
enclenque- le colgué el teléfono
antes de dejarlo responder.

En menos de cinco minutos, mi
hermano se sube al automóvil con
una estúpida sonrisa idiota en los
labios y me da mi café -Tranquilo Uriel,
aquí está tu cafe-

Lo tomo de sus manos con disgusto
-Es la primera y última vez que bajas
a comprarlo tú- le sentencié.

-Pero, ¿por qué?- me reclama indignado
y enciendo en motor.

-Porque ese chamaco estaba coqueteando
contigo y no pienso permitirlo- El rostro
de Urias entristece un poco y abre la
boca para replicar pero no se lo permito
-Ya pasamos por algo así una vez y sabes
muy bien que nuestra familia no lo
aprobaría-

Urias se encoge un poco en el asiento
y me duele hacerlo sentir mal, pero
es por su bien, ya le presentaré unas
chicas bonitas que lo animen -Está bien
Uriel, mañana tú comprarás tu café. Date
prisa porque tengo pendientes con
Rosita sobre la junta y la bolsa de trabajo-

-¿Urias?-

Él no me responde nada, solo mira por
la ventana envuelto en sus pensamientos, pero su semblante no me gusta.

Todo por un café.Where stories live. Discover now