3. "Evitándote"

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Al día siguiente Megan volvió a Alexandria lo más temprano que pudo. No era la primera vez que hacía eso de escaparse y volver por la madrugada, la razón era porque a veces le agobiaba estar tanto tiempo tras esas murallas.

Y esta vez tenía una buena razón para hacerlo.

Llegó a su casa y en el camino se llevó la sorpresa de que Deanna estaba preparando una fiesta para los nuevos integrantes de la comunidad y quería que ella viniera.

Obviamente se negó, no tenía ganas de ir y convivir con gente. Sobre todo porque aún su antiguo grupo sigue sin confiar en ella y además de que tampoco quería cruzarse con Daryl.

Decidió ir a la casa de Aaron y ver si podía cenar con él y Eric. Tal vez haya una pequeña posibilidad de que no hayan ido a dicha fiesta y pueda cenar con ellos.

Tocó la puerta y de esta apareció Eric, al ver a Megan le dedicó una sonrisa y le dijo que pasara.

—¿Cómo estás? —preguntó ella refiriéndose a la herida que tenía. Según Aaron se había lastimado en la pierna pero no le dijo con qué.

—Mucho mejor, gracias —ambos se sentaron en la mesa—. Aaron viene en seguida, cociné unos espaguettis ¿quieres? Kevin cenará con nosotros también.

Ella asintió varias veces con la cabeza. Era una oferta imposible de rechazar.

—Bien, ya vuelvo —el chico salió de ahí y se fue a la cocina dejando a Megan sola.

En ese momento, Kevin hace su presencia y mira a Megan con una sonrisa.

—¿Qué tienes escondido? —preguntó ella riendo ya que sus brazos estaban en su espalda.

—Mmm, tal vez... un regalito.

Ella lo miró con una ceja levantada, esperando con intriga.

Finalmente el moreno deja sobre la mesa una botella de vino, pero no cualquiera.

—¡No te creo!— exclamó ella con emoción— ¡Mi favorito! ¿Dónde...?

—Un mago jamás revela sus secretos —respondió con orgullo. Ella rodó los ojos y esperó impaciente a que Kevin le sirviera un trago.

El hombre se sentó a su lado con una copa en mano, ella sostuvo la suya e hicieron chocar ambos vasos.

—Delicioso —dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja.

—Gracias Kevin, te amo, eres el mejor —se burló haciéndola reir.

—En el fondo, sabes que lo dije —bromeó, él soltó una carcajada sarcástica.

—Ajá, te creo —rió—. Por cierto, ¿haz podido hablar con tu ex?

—No le digas así, ni siquiera llegamos a estar una hora como novios —masculló, cambiando su expresión a una más seria—. Y sobre eso... más o menos, ya siento que debería darme igual. No me cree.

—Es un idiota por no hacerlo.

—No lo es, tiene todo el derecho de creer que hice eso. Hasta yo lo creería.

Selfish II | 𝗗𝗮𝗿𝘆𝗹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora