7. "Afortunado de tenerte"

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Un par de días pasaron desde que todo había vuelto a ser como antes, donde todo volvía a transcurrir con normalidad, dentro de lo que cabe.

No se habían presentado ningún problema más allá de los caminantes por lo que todo estaba bastante tranquilo. La relación entre Megan y Daryl cambió para bien. Estaban oficialmente juntos y algunos no se lo creyeron ya que jamás habían visto a Daryl con pareja. Sin embargo, todo estaban felices por ellos y de estar en familia.

Megan se encontraba en su respectiva casa descansando un poco en su sofá. Estuvieron todo el día apartando a los caminantes que se acumulaban detrás de las murallas y eso era algo agotador.

De repente, alguien abre la puerta sin permiso. No tuvo que moverse de su sitio para saber que se trataba de Daryl.

—Hey, hola —saludó ella, con una sonrisa—. Pasa.

—No puedo dormir, creí que estarías despierta —dijo sentándose a su lado en el sofá.

—Bueno, estaba apunto de irme a dormir, pero si quieres me quedo contigo —dijo ella con una sonrisa.

—Como quieras —murmuró, estaba algo avergonzado, le había costado un poco ir hasta la casa de ella ya que no quería molestarla—. Sino puedo irme, si quieres.

—Daryl, al contrario. Ven, vamos a dormir.

Ambos subieron las escaleras y se acostaron sobre la cama.

Megan notó que llevaba ropa distinta, no era la primera vez que lo veía con ropa más cómoda pero aún así, era raro no verlo con su chaleco y camisa de siempre.

En eso, el soltó un suspiro llamando su atención, se dio la vuelta dándole la espalda y ella aprovechó para abrazarlo y acariciar su cabello.

—¿Estás bien? —preguntó ella.

—Sí, es sólo que... —Hizo una breve pausa pensando en que decir—. Olvídalo.

—No, ahora habla.

—Mierda, es que es muy cursi.

Megan soltó un risita mientras besaba su mejilla, era algo que hacía casi siempre, amaba ser cariñosa con él.

—Que creo que soy afortunado de tenerte, eso es todo —respondió, por lo bajo.

Ella sintió como su corazón se aceleraba ante esas palabras, jamás creyó que alguien podría decirle eso y mucho menos Daryl Dixon. Una sonrisa se dibujó en sus labios expresando la felicidad que sentía.

—Lo mismo digo Robin.

—¿Jamás me vas a decir por mi nombre?

—No, amor —Ambos rieron y se quedaron allí acostados y hablando sobre cosas aleatorias hasta dormirse.

De ahora en más nadie podría destruir lo que tenían. Eran felices y debían aprovechar cada momento juntos como si fuese el último.

[...]

—Insisto deberías salir e ir con él —dijo Maggie moviendo sus cejas de arriba abajo.

Selfish II | 𝗗𝗮𝗿𝘆𝗹Where stories live. Discover now