8. "Buenas noches"

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Todo había pasado muy rápido, el disparo impactando contra un árbol, Daryl matando aquel tipo pero... un caminante había aparecido sin que nadie se diera cuenta.

Megan ayudaba a Daryl a quitarse la soga de las manos como podía, pero al estar tan distraída ese caminante se lanzó sobre ella, tomándola completamente desprevenida impidiendo que reaccionara rápido.

Pero en cuanto consiguió quitárselo de encima ya era tarde, tenía una leve mordedura en su hombro que no llegó a ser del todo profunda gracias a Daryl quien consiguió reaccionar, matándolo.

Luego, cuando Megan se levantó recuperando el aliento, el silencio reinó entre ambos. Procesando lo que acababa de pasar en tan sólo un santiamén, en un abrir y cerrar de ojos.

Daryl la miraba impactado, miraba esa bendita mordedura sin expresar absolutamente nada. Pero sentía que poco a poco su mente iba formulando la idea de que Megan iba a morir.

Lo que más temía que pasara se estaba cumpliendo.

¿Acaso el nuevo mundo era así? ¿Un día tienes a alguien a tu lado y al otro ya no?

—Daryl... —murmuró ella, estaba tan impresionada como él—. Todo estará bien...

—¡No! —gritó haciéndola asustar—. ¡Nada está bien!

—Daryl, escúchame. Fue... fue un accidente, ¿s-sí?

—No no... —balbuceó, alejándose dando pasos torpes.

Sentía que no podía mirarla, no quería mirar esa mordedura, no podía.

—Daryl, mejor... mejor vamos a casa ¿sí? Por favor.

—No... —dijo en un hilo de voz.

—Por favor, y-ya no quiero estar aquí, ¿sí? Vamos.

Daryl acabó aceptando por fin, comenzó a caminar tragando saliva repentinas veces intentando ahogar ese nudo en su garganta.

Megan, quien iba detrás, sólo podía intentar entender lo que ocurrió y lo que ocurriría. Sólo fue un descuido, un tonto descuido que le tomó la vida.

No podía comprenderlo.

Luego de caminar, sin que ninguno dijera nada, llegaron a Alexandría, por suerte no había nadie como para invadir con preguntas. A lo que Megan tomó la mano de Daryl y lo llevó a su casa.

En silencio, Megan agarró una pequeña caja que utilizaba como kit de emergencias y prosiguió a vendar su herida, con Daryl observándola.

En cuanto terminó, el susodicho habló por fin luego de tanto silencio.

—Podríamos... podríamos pedir que intenten algo.

—No se puede, no pueden hacer nada, Daryl.

—Yo... no puedes dejarme así Megan, no puedes simplemente morirte, maldita sea —protestó, con la voz quebrada a la vez que ocultaba su rostro en sus manos—. Carajo, podría haberlo evitado. Fui un idiota.

—Hey, no digas eso, pasó muy rápido y... son cosas que pueden pasarle a cualquiera.

—Y te pasó a ti —agregó con fastidio—. ¿Qué carajo se supone que haga?

Selfish II | 𝗗𝗮𝗿𝘆𝗹Where stories live. Discover now