Prólogo

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Era de noche, nunca una fría noche invernal había parecido tan perfecta para tocar, los sonidos se agudizaban,necesitaba mas velocidad pero era imposible, necesitaba mas energía pero el sonido era demasiado débil, quería electricidad pero era imposible. Todo estaba distorsionado, la lustrosa superficie del piano estaba sucia. llena de copos de nieve en medio de la noche, solo que esos copos de nieve eran rojos, ¿porque? La música fluía en perfecta sincronía con el tiempo una armonía perfecta, magistral, nadie nunca podría escribir algo como aquello, donde se conjugaban la diversión y la muerte, un poema sinfónico de locura, de belleza y de forma burlona, cruel.

Luego podía escuchar un llanto, luego risas, luego palabras, cuando hubo silencio solamente pudo ver dos ojos color avellana, demasiado verdes para ser los ojos de su esposa que lloraban, luego una voz muy lejana, todo se resumía en la música, que filtraba esos recuerdos, los borraba, los repintaba, como hacía que su cabeza quisiera reventar,necesitaba sacarlo pero no sabía como.

La oscuridad podía ser una vorágine donde el sufrimiento y la desesperación se calmaban, se tranquilizaban. Donde todos los sonidos se callaban y podía encontrar la paz en el silencio. Luego todo comenzaba otra vez.

-Cállate de una buena vez... -logró murmurar.

Pero todo era difuso y conflictivo, su mente no ayudaba y sus sentidos estaban perdidos, solo funcionaba su cabeza,nada mas que seguía repitiendo las mismas imágenes difusas y complicadas los mismos sonidos perturbadores. No podía durar para siempre, tal vez moriría y dejaría de escuchar, en cualquier momento, en cualquier momento dejaría de escuchar el violín enloquecido, en cualquier momento dejaría de escuchar el llanto, en cualquier momento simplemente todo se detendría, no importaba qué, nunca, nada duraba para siempre, todo era destruido por el tiempo, todo era asfixiado por la toxicidad de la realidad, no quedaba nada, ni siquiera quedaba el tiempo porque era olvidado.

Mas allá de todo lo incomprensible vio otra figura, en medio de luces holográficas que no eran luces, colores que no eran colores, le daban nauseas, mientras todo daba vueltas, los copos blancos seguían florando a su alrededor no podía distinguir la figura sobre el piano, podía ser un monstruo, finalmente la muerte se lo llevaría, ¿donde estaba él después de todo? en el limbo, donde finalmente la venda de las mentiras se cayó de sus ojos.

Traición tras traición, Su esposa nunca lo amó, estaba tan desesperada por abandonarlo que prefirió la muerte a estar a su lado un día mas, él la había amado tanto que había creído que cuando el alma de ella se fue la suya se iría con ella y ella eligió la muerte.

El seguía tocando furiosamente pero entregado a quien sea que estaba sobre el piano, a aquella sombra que lo miraba mientras los copos de nieve caían, una nieve que no era fría, ni caliente, una nieve que como todo lo demás no existía.

Sus manos cayeron a su lado cuando la música de acabó mientras su mirada se elevaba a la figura sobre el teclado, misteriosamente no era la muerte, y estaba recostada sobre el piano, cómo era posible, la figura lo miró, era una joven mujer, mirándolo con ojos azules que brillaban aún mas azules bajo la luz de la luna, era rubia, quien solo intentó extender su mano, aunque él solo sabía que era una mujer cómo lo sabía no estaba seguro, no podía verla claramente solo su cabello, pudo ver cómo extendía su mano hacia él pero entonces todo comenzó a desaparecer, a desvanecerse, como se desvanece una acuarela con el agua dejando solo la nada donde no había ni un sonido, ni el tiempo, ni el silencio solo había nada.


Entre NotasWhere stories live. Discover now