Capitulo II

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En su habitación, no pudo hacer mas que mirar vídeos de Lyon tocando el piano, era impresionante, se le ponía la piel de gallina, era precioso, estaba mas joven, estaba con otra persona tocando algo clásico sin duda, aunque de todas una canción en particular la hizo llorar terriblemente, ella solo veía la sonrisa en sus labios, la expresión, era una expresión como si le estuviera gritando a otra persona con toda su alma que la amaba, con todo su corazón.

Tocando ese concierto, estaba feliz, mas que feliz, era pleno. Buscaba otros conciertos mas recientes, ella lo vio, siempre que tocaba solo tenía una actitud expectante, pero cuando tocaba con la francesa de cabello oscuro, la violinista, parecía que podía tocar las estrellas, consiguió el nombre, Cheyenne D'Francoeur, la esposa que murió. Cuando tocaba era todo color, en los mas recientes conciertos que dirigía todo era dorado, todo era belleza, todo era verdad. Lyon Cesari, era sin duda el hombre de sus sueños, no quería dejarlo ir, porque tenía miedo de no verlo nunca mas  ¿De donde venía ese sentimiento? no lo sabía, ni tampoco lo entendía.

Estuvo buscando videos de Cheyenne también, era el ángel que hacía feliz a Lyon. Pero no era tan majestuosa como él. Entonces ¿porque se sentía tan triste y tan celosa? ¿porque estaba tan obsesionada con él? ¿era un capricho? era imposible, no era una jovencita caprichosa.

A la mañana siguiente tampoco fue a la escuela, fue donde Lyon. De todos modos nadie sospecharía que se desviaría del camino normal y sinceramente su corazón enloquecido esperaba que estuviera la enfermera parlanchina y la confundiera con Cherí de nuevo para dejarla a solas con él. La puerta estaba abierta, la puerta de la habitación de Lyon, la habitación estaba vacía.

 Abigail sintió el pecho apretado, incluso se había puesto como debía su uniforme, comenzaba a apretarle de nuevo, había recogido su cabello en una preciosa coleta y arregló sus largas uñas para que lucieran naturales, incluso llevaba una pulsera muy delgada de plata con una A. Llevaba perfume, las medias altas y bien puestas, los zapatos pulidos. Aún faltaban unos meses para la primavera y estaba muy frío por eso llevaba el pullover debajo de la chaqueta del uniforme.

En la mesita de noche, vio un teléfono, era precioso, sin duda alguna obra de Cherí para su padre, era dorado, por la foto de fondo era sin duda alguna de Lyon, la foto de la francesa junto a otra persona, un rubio. Trató de buscar el numero cuando finalmente lo encontró lo envió hasta el suyo y lo dejó donde estaba no sin antes guardar el de ella con una fotografía.

Ella se acercó a la cama, y cuando abrió la puerta preguntó donde estaba a una de las enfermeras, trató de lucir lo mas elegante aunque no pensaba que era posible.

-Está abajo, dando una caminata señorita Cesari, vino temprano está mañana.

-Gracias, iré a buscarlo.

-Generalmente está en la parte silenciosa.

Abigail, emprendió su camino hasta las áreas verdes del hospital, efectivamente, luego de un rato encontró a Lyon, estaba en una banca debajo de un árbol aunque hacía muchísimo frío. Parecía impasible.

-Creí que a los leones les agradaba el calor de Africa.

Eso le ganó una mirada sorprendida, ella quiso retractarse pero era demasiado tarde así que comenzó a hablar sin control.

-Lo siento pero es que esa es la impresión que das, es enigmática, ¿sabes? estuve viendo algunos de tus vídeos, y creí que era rock o música electrónica para bailar, pero era música clásica, no se puede bailar con eso, creo que se puede patinar sobre hielo.

Esperaba que Lyon explotara de la furia pero solo siguió mirano a la distancia, tenía el cabello desordenado.

Abigail le dijo que ella podría ayudarlo a verse presentable pero Lyon solo la miró:

Entre NotasWhere stories live. Discover now