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una vez, mamá me comparó con una planta y me dijo que hacía lo posible para que crezca
derecha y que no me desvíe, que ella era como ese palo que le ponés a la plantita, el famoso tutor, para que con su propio peso no se caiga y pueda crecer erguida, y creo que tenía un poco de razón después de todo, capaz si era como una planta, una a la que regaban de vez en cuando y a la que por más que le cortasen esas imperfecciones siempre iban a volver a brotar para estar desprolija -- capaz los cansé y por eso tuvieron otra plantita, una muy diferente a mí que requería mucha atención pero era muy mansita entonces me dejaron crecer sola porque sabían que era fuerte y sólo necesitaba un poco de sol y dos gotas de agua míseras cada cinco días. y estando siempre contra el tapial del patio, cansada de estar sola, con las raíces en la tierra atada a un jardín sin conocer fronteras, hice brotar mis propias flores para ver más allá del tapial gris, me llené de hojas, mi tronco creció, el palo se quebró, hice sombra en el jardín y mamá me quiso talar todas las ramas y quemar las hojas en el fondo del patio porque hacía morir a todas las plantitas de mi rededor, y resultó que necesitaba más agua de la que había, que en todas las estaciones florecía y ella no había estudiado jardinería y no sabía qué hacer con todas esas raíces torcidas que sobresalían de la tierra ni con esas malezas que alrededor crecían