La vez que el agua se dejó evaporar

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Durante el trayecto Natsu se mareo (como era de esperarse) y Juvia le dejo dormir en su regazo dado que le preocupaba que el mago de fuego se encontrara en esas condiciones por no ir andando con él.

Una vez llegaron al pueblo, donde indicaba el cartel de la misión, el cliente les explico la situación con el grupo de bandidos que han estado robando y atacando a todo el pueblo. Según el cliente se encontraban en una antigua mina que hay en la montaña detrás de la iglesia del pueblo.

Se dirigían hacia la mina cuando vieron un bandido de los que debían capturar yendo hacia la mina. No dudaron ni un segundo y lo siguieron, una vez en la entrada le golpearon hasta dejarlo inconsciente. Estuvieron golpeando a todos mientras llegaban al final de la mina donde se encontraba un chico alto con cabellos y ojos esmeralda, su ropa solo era un pantalón negro ajustado y un chaleco que llegaba hasta sus rodillas de color azul marino, cuando los vio Juvia no se dio cuenta de lo rápido que disparo cuando ya tenia la bala yendo hacia ella... Natsu se coloco frente a ella abrazándola y emitiendo bastante calor, el pelirrosa se interpuso entre la bala y la peliazul, además de derretir la bala con su propio cuerpo.

En cuestión de segundos pateó e hizo cenizas al peliesmeralda y cargo a Juvia, la cual aun se encontraba sorprendida, hasta la salida donde la bajo y le pregunto - ¿No estas herida verdad?- con cierto tono de preocupación.

-No se preocupe Natsu-san, Juvia se encuentra bien gracias a Natsu-san. Juvia se lo agradece- dijo haciendo una pequeña reverencia

- ¿Juvia?- preguntó confundido- No hace falta agradecer, yo jamas dejaría que te hicieran nada. - dijo mientras levantaba su puño a lo que Juvia río suavemente- ¿Ara? ¿Que es tan gracioso Juvia? - pregunto bastante curioso

- Es que a Juvia le parece muy tierno el lado protector de Natsu-san- a lo que el mago de fuego se sonrojo levemente y se rasco la mejilla apartando la mirada.

-G- Gracias... Creo- dijo mientras comenzaba a caminar de vuelta al pueblo pues ya se había hecho de noche. - Vamos rápido o no quedará ninguna posada donde hospedarnos- agarro la mano de la peliazul y echó a correr.

-Natsu-san ¡no tan rápido!- los dos corrieron cogidos de la mano hasta la última posada que quedaba abierta.

El fuego siempre se dejara apagar por su amada agua [[ Navia ]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora