Capítulo 7

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~*Rossie*~

Me fui a mi cuarto.

No me sentía bien. Helena actuaba extraño y no se mostraba comunicativa... Me hacía sentir mínima y perdida.

Preferí ponerme a adelantar y leer el libro que mi hermana me había dado.

- Rossie... Dulzura ¿puedo pasar?

- Claro.

Ella me vio y vino a sentarse a mi lado.

- Lamento que pues...

- No hiciste nada, Helena.- Corté y seguí con la vista en mi libro.

Ella puso su mano entre las palabras y lo tomó para ponerlo en la mesilla de noche.

- Oh, al contrario, hice varias cosas. Pero no hemos hablado de ello... Ven, vamos a almorzar.

- No tengo hambre.

En eso mi estómago sonó.

Ella me vió, levantando una ceja.

- Tu pansita y tu deberían aclarar sus ideas y ponerse de acuerdo. ¿Vas a venir o quieres que te cargue?

Sonreí de medio lado al sentir su mano acariciando la mía.

No es sencillo esquivarla.

- Vale. Iré.

~~~

Helena había preparado ravioles, ensalada de patatas y huevos cocidos, batidos de frutas y podía oler las galletas de naranja.

- ¿Sabes? Si haces eso, no sólo seré incapaz de mantener mi mal genio, sino que me vas a tener envuelta con una cinta y puesta como regalo.

Ella sirvió jugo.

- Lo sé. Tu estómago tiene línea directa con tu dulce corazón.

- Depende... ¿De qué es el jugo?

Me vió con una sonrisa sobrada de confianza y una mirada traviesa.

- Remolachas, naranjas, fresas, tomate de árbol, zanahorias, un toque de pimienta negra y jengibre, endulzado con azúcar morena.

Abrí bastante los ojos.

- Pero tú lo odias, mucho.

- Y tú lo amas, mucho.

Su forma de responder, tan simple y despreocupada, me dieron a entender que iba enserio su empeño por arreglar todo.

Mentiría si dijera que no me sentí en el cielo. Todo estaba delicioso.

Tenía el estómago llego, el cuerpo demasiado relajado y estaba atontada.

-Helena, no sé qué has hecho, pero francamente no creo que vaya a importarme.

Ella rió, pero luego se puso seria y se sentó muy cerca. Con un tono dulce y como metiéndose por debajo de la piel, empezó.

- ¿Recuerdas a tu profesora?

- Sí. ¿Qué con ella?

- Nada. Mira ésta foto.

Era una niña de rubios cabellos brillantes y rubios, sentada a la mesa, rodeada de libros, y una joven señora de vestido negro floreado. Era una foto en tono sepia.

- Se parece a ella...

- Es ella. Hace años, conmigo.

Casi me ahogo.

- ¿Mi profesora fue tu institutriz?

- En efecto. Y... Me llamó diciendo que fuera a buscarte.

[PAUSADA Y EN MUDANZA] Maestra... ¿Todo bien?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora