37. ''Stella''

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Había cierta envidia en Cassandra cuando abandonaron el palacio pero Emma estaba tan absorta en todas las historias sobre Elara cuando era joven, que no notó lo antipática que Cassandra salió del lugar. Justin estaba muy orgulloso por ser alguien que pudiera leer a las personas, no era estúpido y nunca dejaría a un lado la desconfianza que la mujer le daba, aunque sabía que debía irse con cuidado, Emma estaba feliz, deslumbrante y a él le encantaba verla así. Aunque su parte de historiador, la cual había heredado de su padre, le impulsaba a prestarle atención a Cassandra, habían varios detalles que desconocía de la reina Elara.

No fue muy largo su camino de regreso a casa, las calles siempre habían sido tranquilas por la zona en la que él vivía y estacionó en su lugar habitual. Tomó de la mano a Emma hasta que llegaron al departamento, introdujo las llaves en la cerradura y dejó que las dos mujeres entraran primero. Es como si Cassandra hubiera olvidado su arrebato de enojo porque le sonrió desde la sala.

—Es un trabajo exquisito el que has hecho por el antiguo hogar de Emma —halagó mientras se cruzaba de piernas, sus botas de punta afilada lo ponían incómodo.

—¿Verdad que si? —apoyó Emma acercándose a un costado y le dio unas palmadas en su pecho—. La primera vez que lo vi, no podía creer lo que mis ojos veían.

El sonido del timbre lo salvó de tanta atención femenina y se separó del cuerpo de Emma para abrir la puerta. Se sorprendió al ver a su hermana, quien lo abrazó con fuerza y pasó sin siquiera pedirle permiso. Poniendo los ojos en blanco, Justin cerró la puerta y caminó con los brazos cruzados para encararla porque venía arrastrando una maleta pequeña.

—¡Jean! —saludó alegre Emma al verla y la envolvió en sus brazos—. ¿Qué te trae por aquí?

Jean, al darse cuenta que ellos no eran los únicos fijó su vista en Cassandra, quien con elegancia se levantó del sillón.

—Lo siento, debí avisar que venía —se mordió el labio y miró a Justin con pena—. ¿Puedo quedarme unos días?

—No sé por qué lo preguntas si tu maleta ya está dentro.

Emma lo miró con advertencia.

—Ella es Cassandra —comenzó a presentar Emma, Cassandra se acercó y tomó la mano de Jean—. Mi tía.

Jean abrió los ojos sorprendida y miró hacia dirección de Justin sin comprender. Él atinó a negar con la cabeza porque no estaba de humor para dar explicaciones.

—¡Tía! —exclamó con torpeza—. Vaya... hum, un gusto en conocerla Cassandra. Soy Jean.

—El gusto es mío —sonrió ladeada—. Bueno, es tarde y mejor los dejo para que Jean se acomode. Espero verlos pronto.

—¡Puedes venir cuando quieras!

Emma ignoró la mirada de molestia por parte de Justin y abrazó a Cassandra para despedirse. Al llegar a él, le guiñó un ojo pero Justin ignoró su acto, aunque por ser alguien educado no pudo resistirse a abrirle la puerta. Se sintió más a gusto en el lugar cuando escuchó sus tacones alejarse por el pasillo.

—Maldita sea, tu familia persiste, ¿no? —bromeó Jean.

—¡Jean! —la regañó Justin.

Pero Emma rió.

—No, está bien también fue una sorpresa para nosotros.

—No sabía que Elara tenía una hermana —susurró para si misma.

Justin se acercó hacia ellas y miró con severidad a su hermana, algún motivo importante tuvo que haberla traído hasta acá a estas horas de la noche.

The Princess [j.b.]Where stories live. Discover now