Capítulo 5: Conocidos

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Cuando salí del baño me sonrieron, cada uno con un objetivo distinto.



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Miré a aquella chica desconocida que se me acababa de acercar. Enredó su pelo con las yemas de sus dedos, estaba poniéndome nervioso.

—¿Quieres algo? ¿Te has perdido? Soy nuevo, pero puedo ayudarte a encontrar a alguien.- conteste antes de que me entretuviera.

—Solo quiero que estés conmigo un rato.- me cogió del brazo mientras lo acercaba a su cuerpo, ¿Conseguiría algo haciéndolo? Porque yo no estaba dispuesto a aguantarla.- Estás muy fuerte, ¿Vas al gimnasio? Si es así, se nota.

Aquella muchacha a la que tanto miraba y que tanto me intrigaba se fue de ahí. Yo lo entendería, no eramos un panorama muy bueno cuando acabas de salir del baño.

—¿Sabes como he conseguido esta fuerza?-pregunté juntándome a ella.

Ella negó mordiéndose los labios, ¿Hasta que punto me seguiría el rollo?

—Tengo amigos - resalté- que me ayudan mucho cuando tengo problemas. ¿Me entiendes?- estaba poniendo a prueba la apariencia de mi sexualidad.

Claro que sí que lo había entendido, se veía en su cara deprimida. ¿Quién se creía para intentar ligar conmigo? Ni que fuese un trofeo para su colección. Si iba a estar con alguien, prefería que fuese porque en realidad le gusto. No por intereses ni por querer quedar bien.

Me fui de allí intentando olvidar lo que le había dicho, ¿Y si se lo creía? Llamarían a mi hermana y no me gustaría tener de nuevo otra conversación con ella sobre el tema de la sexualidad, las parejas, y todo el mundo clasificado para mayores de dieciocho.


| E L I S A B E T H |

Llegué al comedor, observé mi bandeja. ¿Por qué siempre tenían que poner lo mismo? ¿Acaso no tenían un poco más de originalidad para hacer nuevos platos? Pinché con rabia los macarrones y mirando con odio al pescado, el cual tendría espinas por doquier.

Dirigí la mirada hacia otro lado. Volví a encontrarme con sus ojos. Había intentado sentarse solo, como yo, pero varias personas se habían unido a él. En mi mesa solo se sentaron un par de personas más y con la excusa de que no había más sitio. Sabía que no tardarían en irse cuando viesen un sitio libre.

Todos le miraron cuando se sentó. ¿Que harían ahora? ¿Se acercarían o se quedarían mirando?

¿Todos te odian o soy yo el único que lo piensa?- preguntó acercándose a mi.

—Piensas bien. Si cualquiera se acerca a mí, tendrán a todos los del equipo de fútbol americano en contra.- El mejor amigo de Matt era el capitán. Sería fácil convencer a todos esos grandullones para que le diesen una paliza a cualquiera.

Se rió, ¿intentaba llamar la atención de los demás?


—¿Sabes si aquí hay más clubs? Creo que necesito apuntarme a algo o acabaré solo y sin amigos.


—En el tablón de la entrada están todas las listas.- quería distraerle.


—No las he visto.


—¿Se te da bien algo?- reaccioné por la tontería que había dicho- Es decir, ¿Eres bueno en algún deporte?- corregí.


—El año pasado estuve en el equipo de lacrosse de mi colegio. Estaba en el banquillo, pero al menos me dejaban entrenar.


—Aún no lo he preguntado, ¿eres nuevo o algo así? No recuerdo tu cara.


—Transferido.- me sonrió sin enseñar los dientes.


—Pues eso está bien. Puedes pedirle a alguien que te enseñe todo, no querrás perderte nada más venir.


—Tú.- me miró fijamente, intentando sonsacar algo de mi. No pude evitar sonreír.


—No. Yo no puedo.- comenté negando, no quería saber nada y mucho menos al saber que podía relacionarse con la hermana de Matt.


—¿Es por esa chica? Julia...no...¿Judith? ¿Es por ella?

Afirmé. Miró mi plato, ya casi había terminado. No tenía mucha hambre.

Si te esperas un minuto puedo acabar de comer y me lo enseñas todo.


Le esperé mientras que se terminaba la comida. No tardó demasiado. Llevamos las bandejas a las cocineras, donde pronto serían lavadas.
Acabamos recorriendo todos los pasillos, a petición suya. Me paré enfrente del tablón. Señalé el folleto.


Aquí está. Se supone que hoy hay entrenamiento, a esta hora. Supongo que te dejarán ir.


—Ah, bien. ¿Me acompañas?
Mire mi reloj, pronto daría la hora para entrar a clase.


—Falta poco para empezar la siguiente hora y no me gustaría llegar tarde.
Me cogió de la mano. ¿Qué pretendía aquel muchacho? Intente no hacer caso a lo que pasaba y me dejé llevar.


—No quiero perderme.- comentó acercándose.


—E-Está bien...
El timbre, como no, sonó cuando pisamos el campo. Una chirriante voz nos asustó a los dos.


¡Vosotros dos! ¿Qué hacéis aquí?

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Muy buenas noches para mí porque acabo de subirlo antes de acostarme D:
Ayer no pude subirlo, si, oficialmente los domingos subo capítulo, por problemas con el internet. Pero aquí está por fin.
Espero que lo disfruten.
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Siempre una aventura (REEDITANDO)Where stories live. Discover now