Capítulo Dos.

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Kim JongIn es todo lo que pueden llamar un buen alfa. Es un hombre jodidamente adorable, amable, atractivo físicamente con un toque sexy y endemoniadamente poderoso y dominante, como todo alfa, que lo hace ser deseado por cualquier omega o beta que sepa de él. No obstante, parece ser un alfa demasiado reservado y difícil de conquistar, rechazando a cualquier persona que se acerque con un porte de cordialidad y una sonrisa demasiado sincera, para el bien de todos, curvando sus labios. Pero nadie lo puede odiar, y simplemente continúan con sus vidas, ilusionados con algún día tener a JongIn como su pareja.

Aunque a JongIn parece nunca importarle, no puede mentirse a sí mismo. Desde que maduró ha tenido que soportar atenciones de las personas que lo rodean queriendo obtener algo de él. Y es frustrante. Totalmente frustrante cuando lo único que hace es ser muy reservado y amable con cualquiera, como su madre le inculcó desde que era un niño.

—Eso es lo que tiende a atraer a las personas, JongIn-ah —le había dicho uno de sus mejores amigos, TaeMin, hace algún tiempo cuando llegó reprochándole al mundo por todo lo que tenía que soportar.

JongIn lo sabe, pero no lo quiere entender porque ¿qué tan interesante es tener a tu lado a un alfa jodidamente callado? Es jodidamente aburrido, si lo piensa bien, pero eso parece importarles poco a las personas y continúan dirigiéndose a él en busca de una pequeña oportunidad. Además, es difícil de cierta manera rechazar a sus pretendientes y ver sus expresiones desilusionadas marcando sus rostros. Termina por verse como un completo rompecorazones y detesta serlo al final porque no es su intención, después de todo, y, sin embargo, tiene que hacerlo.

Él, como todos en el mundo, espera encontrar a su hermosa alma gemela, aquella mujer u hombre que lo complementaría completamente y lo haría increíblemente feliz. Añora cada minuto de cada día encontrar esa persona a la cual le entregará amor incondicional y le dará todo lo que espera desde que es un niño y su madre acostumbraba a contarle historias románticas que lo hacían ilusionar aún más. De solo pensarlo sus ojos se iluminan como bellos faroles.

Es un total romántico, deseoso de cumplir sus fantasías y vivir su vida como si fuera un cuento de hadas. Sus amigos terminan siempre por reírse de él cuando saca en cualquier momento ese tipo de conversaciones.

—Es adorable de cierta manera, JongIn-hyung, pero hay que ser realistas. No siempre se encuentra a tu alma gemela, aunque estoy optimista a que lo encontremos como TaeMin-hyung —le había dicho JiMin, su segundo mejor amigo, un día, con sus ojos brillando con añoranza y sus labios gruesos curvándose en una sonrisa adorable.

JiMin tiene totalmente la razón si lo piensa bien, puesto que ha escuchado varias veces a lo largo de su vida historias de personas que nunca llegaron a encontrar a su alma gemela y murieron desdichados y solos o se emparejaban con otros que estuvieran en su misma situación. Es demasiado triste, pero no debe rendirse, además de que esas personas que no encontraron nunca su alma gemela representan el uno por ciento de la humanidad. Son escasos, pero muy sombríos.

—¿Hyung? ¡JongIn-hyung!

La voz dulce de Park JiMin retumba en su cabeza, despertándolo de su letargo. Parpadea un par de veces, captando con viveza su entorno y preguntándose tontamente en dónde está y porqué está ahí. No obstante, la risa melódica de su segundo mejor amigo le dice con aspereza que está actuando como un tonto. El rostro de JiMin aparece en su campo de visión y sus ojos marrones brillan de diversión mientras TaeMin parece soltar risillas detrás de él.

—¿Qué? ¿Qué sucede, Minnie-yah?

—TaeTae-hyung te preguntó varias veces si te pasaba algo, pero no reaccionabas. Nos estábamos preocupando.

Almas Gemelas © KaiSooWhere stories live. Discover now