Capítulo Cuatro.

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El celo de KyungSoo ha pasado y no salieron de casa hasta el último día, donde JongIn decidió hacerle el amor de forma dulce, demostrándolo lo preciado que es para él. Amándolo profundamente con sus delicados toques.

El calor abrasador del último día había sido menos sofocante y el hormigueo se había prácticamente extinguido. Ese día había sido menos exigente que los dos anteriores, donde solo se dedicó a gruñir y ordenarle a JongIn a follarlo tan fuerte que lograra dejarlo sin respirar. KyungSoo sigue avergonzándose de ello cuando recuerda todo lo sucedido. En el cuarto día, ya cuando KyungSoo no tenía su celo, no habían salido de la cama después de haber cambiado las sábanas y haberse duchado. Solo salieron cuando decidieron llenar sus estómagos de comida.

Ahora el menor de los Do se encuentra recogiendo el desorden que hicieron durante el celo e ignoraron el día después de que este concluyera, mientras JongIn está comprando el almuerzo porque ninguno estaba con el ánimo para cocinar. La universidad les había dado una semana libre para que su unión se afirmara y no hubiera algún inconveniente.

Cuando KyungSoo levanta el bóxer de JongIn y encuentra el suyo no tan alejado con rastros húmedos de su fluido corporal; su rostro se calienta en su máximo esplendor. Está jodidamente avergonzado de su descubrimiento y quiere que la tierra se lo trague porque está cuerdo y con solo rememorar lo sucedido hace dos días su cuerpo sufre un espasmo. Agradece que al menos JongIn no esté ahí para ver su rostro sonrojado, sería casi imposible verlo a los ojos.

Agrupa rápidamente la ropa interior con sus camisas y pantalones y los deja en la sesta de ropa sucia. Después se dedicará a lavar la ropa, por ahora solo va limpiar el departamento.

KyungSoo barre, acomoda muebles, tiende la cama y trapea con aromatizador que le da una fragancia refrescante al departamento y ayuda a suprimir el poco aroma a sexo que se ha quedado impregnado en su habitación.

Al momento de que JongIn regresa, KyungSoo está desnudo, pero cubierto con una toalla, a punto de entrar a darse una ducha. Cuando se encuentra con la mirada de su compañero, se sonroja vergonzosamente al recordar todo lo que ha sucedido. Rápidamente se dirige al baño y cierra la puerta, colocando una mano sobre su pecho para intentar calmar el golpeteo desbocado de su corazón. Está tomando una actitud infantil y lo sabe, pero tiene ese poder de avergonzarse cada vez que pasa su celo. Sobre todo, cuando vivía con su familia y su madre era la única que estaba pendiente de él, dándole supresores y ayudándole con lo que necesitara a final de este. Mirar fijamente a su padre y a sus hermanos era completamente difícil.

—Es normal, hijo —le decía su padre—. Tu mamá, las parejas de tus hermanos y el resto de omegas pasan por lo mismo. No hay nada de qué avergonzarse.

—Además, los alfas también tenemos el celo —intervenía alguno de sus hermanos.

—Sí, pero solo dura un día y sucede una vez al año. En cambio, el de los omegas dura tres días y es cada tres meses. ¡Es horrible!

Sus hermanos solo se reían y sus padres lo miraban comprensivamente, aun así, no podía dejar de avergonzarse.

Decide despegarse de los pensamientos y liberarse de la toalla para entrar a la ducha. El agua templada le ayudaba a equilibrar sus emociones y pensamientos, como también a suprimir la tensión que consume su cuerpo.

Está totalmente enfrascado que no se da cuenta de la presencia de JongIn hasta que lo tiene frente a él y desnudo. El alfa le sonríe socarrón y KyungSoo quiere darle un golpe porque sabe que JongIn le gusta torturarlo con expresiones que dicen todo. Bufa, sin poder evitarlo, y rueda sus ojos, dándole la espalda a su compañero. JongIn, sin embargo, comienza a enjabonarle el cuerpo, sobresaltando a KyungSoo que no se esperaba para nada tener las manos de su compañero tocando su piel con suavidad, pasando el jabón por todos los lugares de su cuerpo y haciendo espuma con el tiempo.

Almas Gemelas © KaiSooWhere stories live. Discover now