En el coma

20.

—¿Está diciéndome que encontró una de sus botas pero no a ella? ¡¿Qué clase de oficiales son ustedes?!

—¡Cálmate Esther, están haciendo todo lo posible! —le gritó mi padre.

—¿Cómo también lo están haciendo buscando al desgraciado que mató a mi hija?

—Ella no está muerta —gruñó papá.

—¡Acéptalo Bruno, está en coma y jamás va a despertar!

—Señora, entendemos su preocupación, pero debe saber qué hacemos todo lo posible por...

Mamá los detuvo y papá simplemente se sentó en el sofá sobándose la cabeza.

Lara, Lara, Lara, ¿en qué te metiste?

Si estaba haciendo uno de sus caprichos me las iba a pagar, y más si se escapó de la casa, después de todo estaba dando muchas señales de no poder soportar estar con mamá en un mismo techo.

Mamá sacó a los oficiales y cuando se dio la vuelta le dio directamente a papá una cachetada.

Él iba a hablar pero pronto mi mamá lo hizo callar.

—No se te ocurra decir que no es tu culpa ni porque te di la bofetada, lo sabes perfectamente. Si hubieses estado para ellas desde el inicio nada de esto hubiera pasado. Hasta Nathan ha estado más con nosotras no estando en la ciudad que tú estando aquí.

—Tu...

—Vete. No quiero que vuelvas a pisar este hospital de nuevo, ¡nunca! Pediré la custodia de mis hijas en su totalidad para que no puedas volver a acercarte a ellas —atacó mi madre con brutalidad.

—¡También son mis hijas! —respondió papá cabreado—. Alissa ya mero será mayor y no podrás...

—Basta Bruno. Basta de pensar que ella despertará. Es suficiente.

Papá dio media vuelta y salió azotando la puerta con fuerza e ira.

Mamá se giró a verme con lágrimas en los ojos.

—Alissa, mi amor... si aún quieres quedarte debes despertar ya, no puedo aguantar más esta situación, no puedo soportar más verte aquí en cama sin vida.

Salió de la habitación dejándome sola.

¿Cómo me despertaba? No podía, no sabía.

Quedarme era un riesgo grande, pero irme era... algo peor que todo.