28.

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Nathan salió de la habitación en la que se encontraba y tan pronto al salir, mamá y papá se pararon del asiento en el que habían estado minutos desesperados porque saliera.

—¿Les diste todas las características? —preguntó mi madre.

Ella estaba derrotada, no había noche en que no llorase por mi hermana, tenía las ojeras muy marcadas y apenas salía fuera de la casa.

Nathan asintió y papá se puso delante de mamá.

—¿Seguro que no olvidaste ninguno? —preguntó esta vez papá.

—Señor y señora Lewin, de verdad, le di todo lo que recuerdo —respondió él calmándolos.

El detective salió de la habitación y suspiró.

—Terminarán de dibujarlo en su totalidad, después lo someteremos a un sistema de reconocimiento facial —contestó logrando sacar un suspiro de todos—. En una hora sabremos el nombre de aquel individuo. Necesito que regreses para que lo confirmes chico.

Nathan asintió y empezaron a caminar juntos fuera de ahí. Al llegar al carro papá se montó del lado del copiloto y Nathan del piloto.

Mamá se despidió de ambos y arrancó en su vehículo.

—Es una pregunta tonta pero... ¿no la extraña? —preguntó Nathan a papá.

Mi padre sonrió y pude ver un rastro de tristeza en su mirada.

—Es que cuando una persona no quiere estar contigo debes de aceptarlo, seguir adelante.

—¿Y si es un error dejarla ir? —le preguntó nuevamente.

—Se aprende a vivir con ello. Pero supongo que ambos ya estamos algo resignados a eso, ¿no?

Ambos quedaron en total silencio después de lo último. Eso quería decir que ambos ya habían asimilado que simplemente no podría despertar.

Después de una hora dando vueltas para perder el tiempo manejaron hasta el detective Dann, mamá llegó en breve y todos entramos juntos.

Dann le indicó a todos que pasaran y el detective agarró un cigarro para empezar a fumar. Mamá frunció el ceño y él al ver si reacción apagó el cigarro y posteriormente observó a Nathan con detenimiento.

—Esto no quiere decir nada familia Lewin, no podremos arrestarlo por falta de pruebas, depende de que su hija despierte. Lo que el chico me diga a partir de qué niegue o confirme la apariencia de este hombre dará inicio a una acusación.

Todos asintieron comprendiendo y el detective no tardó en girar la pantalla.

Mi cuerpo tembló al verlo en aquella imagen, tan real...

Los recuerdos empezaron a llegar a mi como balas, negué con la cabeza y varias lagrimas empezaron a salir de mis ojos.

«Para».

¿Por qué nunca paró? ¿Por qué no hubo un maldito día en el que no lo hiciera?

Me acerqué más a su imagen para mirarlo con odio.

—Si —contestamos Nathan y yo al mismo tiempo—, es él.

—Aníbal Stayner. 49 años, antecedentes por vender drogas y acusado antes por haber violado. Nunca nada hecho por ausencia de pruebas.

49 años, 49 años...

—Si encontramos pruebas y lo encontramos para ponerlo bajo arresto lo hundiremos por completo —prosiguió Dann—. Y si su hija despierta para acusarlo por secuestro y violación tengan por seguro que aquel miserable no verá jamás la luz del día.

—¿Crees que es él? —preguntó papá.

—Sin duda —dijo el detective mirándolo fijamente—. No está limpio, así que es un punto a nuestro favor.

De pronto todo mi alrededor se volvió negro, no entendía que pasaba, solo se escuchaba el celular de alguien sonar.

—No puede ser... —dijo Nathan con voz rota.

Los celulares de otras dos persona empezaron a sonar y en segundos la habitación quedó inundada en el llanto que era reconocible, era mamá.

—No, por favor no —escuché decir a mamá.

Podía escucharlos, pero no verlos.

Podía vivir, o podía morir.

Si es que aún seguía con vida.

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora