siete

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—¿Acaso no cumpliras con tu promesa, hija? Prometiste volver a casa pero no te veo desde hace años, ¿Donde estas Annie?—dijo él hombre mayor bajando su mirada.

La rubia trato de avanzar hasta donde él se encontraba, sus pies se sentían mas pesados de lo normal como si cada paso fuese gigantesco o como si estuviesen pegados en la tierra. La impotencia de no poder ir a abrazar a su padre le estaba matando lentamente, lágrimas empezaron a descender de sus mejillas.

—¡Papa!, estoy aquí ¡Por favor no te vayas!—gritaba la rubia con desespero alzando su mano queriendo alcanzar a su padre quien se alejaba de su campo de visión desapareciendo como si de un espejismo se tratara.

Abrió los ojos con sorpresa mirando el mueble que se encontraba en la habitación que por ahora habitaba en la cabaña de Armin.

Con su mano derecha limpio las lágrimas que había derramado al dormir, sintió el brazo del rubio bajo su cabeza mientras que el otro descansaba en su cintura. Su cabello se esparcía en todo el colchón y sus mejillas se pintaron rojas al recordar lo que había sucedido.

—Armin—hablo tratando de despertarlo. Debía llegar a casa y de esa forma nunca lo haría.

Le dolería dejarlo pero mas doloroso seria nunca volver a ver a su padre. Además le iban a sacar lo que sabia de su pueblo o de la transformación de los titanes, se imaginaba siendo torturada en una oscura habitación.

Dio la vuelta a su cabeza y carraspeo su garganta tratando de no hacer tanto ruido, no deseaba que él se diese cuenta en el deplorable estado en que se encontraba pensando en escapar. Él creería que tan solo fue un simple juego, enamorarse para después dejarlo sufriendo.

Pero en eso se basaba su vida, en puras jugarretas de mala suerte que la misma le armaba. Ella no podía amar a alguien por mas que se lo propusiera, por mas que adore esa personas, un monstruo no podía amar y ese monstruo tan solo quería estar con los suyos.

Miro las facciones del rubio frente a ella, mas masculinas, sus gruesos labios y su cabellera suelta en verdad él era un sueño mientras que ella era una mas del montón según su perspectiva. No dejaba de ver los labios del contrario, quería besarlo pero no sabia como se lo tomaría él chico. Era estúpido pensarlo después de los diversos besos que se dieron en la tarde pero quien tubo la iniciativa fue Armin no ella.

Culpable|| AruannieOnde histórias criam vida. Descubra agora