Amor es de dos.

XXIII

¿Yo? ¿Culpable? ¡Bien, iré! ¡Arreglaré las cosas! Estos amigos... Siempre todos se preocupan por ti, hasta excesivamente. Y me refiero a ti, no a mí. Pareciera que fueses el personaje principal de una historia, y yo uno secundario. Y los personajes secundarios son torpes al hablar, casi no lo hacen.

Pero al menos pude arreglar las cosas, ¿no? O algo así.

Dijiste que empezaríamos de nuevo, pero no podíamos olvidar lo que había pasado y hacer como si nada. Lo hecho, hecho está, y eso me desespera.

Y me da risa:

¿Cómo has podido hacerme tanto daño sin siquiera darte cuenta?