Semana once de gestación.—Vamos Ethan, entra de una buena vez. Es tu niña y ese chico, —Me observo con seriedad. —Es el padre de tus nietos.
Me replantee una vez más si había sido buena idea venir hasta aquí. No es mi intención que me traten con hospitalidad solo por obligación, pero tampoco quiero quebrar la relación que tuve con mi hija desde su nacimiento.
Ella siempre será la primera, y se me hace muy difícil creer que está embarazada. Que dejó de jugar con muñecas para comenzar a cambiar pañales.
—Me es difícil Meg... ¿Puedes creer que será mamá? —Sus ojos celestes, me observaron.
Los años pasaban y su sonrisa seguía teniendo el mismo efecto en mi. Su manera de hablar, su forma de sonreír. Debo agradecerle por permanecer a mi lado pese a todos mis cambios.
—También fue difícil para mi quedar embarazada Ethan... ¿Recuerdas cuán asustados estábamos ambos? Éramos sólo unos niños... pero aquí estamos, aún juntos, y allí está tu hija, esperando por un abrazo de su padre. No se lo niegues Ethan. —Murmuró.
Y aunque me cueste admitirlo, tenía toda la razón. Cargaba dentro suyo dos grandes personalidades.
—Muy bien, vamos entonces. —Le sonreí a mi esposa y te su mano, dándole un suave beso antes de bajar.
Me dirigí a su puerta, no pude observar el auto del chico cuando me acerqué. Megan tocó la puerta y aguardamos unos minutos.
Mi pequeña hija, con una sonrisa inmaculada en el rostro, abrazo a su madre y también a mi.
—Papá, mamá, ¿Qué hacen aquí? —Pregunto con sorpresa.
—Vinimos de visita... —Murmuró su madre.
—Oh eso es genial... tengo helado y... —Al entrar, observé gran cantidad de papeles en el suelo, que recogió con prisa antes de dirigirse de nuevo a la cocina y tomar unos potes y cucharas.
Uno se deslizó y callo al suelo, lo tome. —Hija se te ah caído... —Comencé a leer algunas líneas, una parte de mi se quebró, y yo apreté ese papel con fuerza.
—¡Papá no leas... ! —La oí gritar. Pero ya era tarde.
La observé, ella tenía grandes cantidades de ellos entre sus brazos, empeñandose para que no pudiera leerlos. Le extendí el que tenía en mi mano, y la observé contener las lágrimas.
—Lo se... lo siento... —Murmuró.
Tome a mi niña entre mis brazos y la abrace con fuerza. Sentí lo indefensa que estaba y me odie por no haberlo sabido. Megan tomo el mismo papel y lo leyó.
Inmediatamente comenzó a derramar lágrimas como una cascada. Lucy la abrazo y seco sus lágrimas al soltarse.
—Bien. Debo aclarar esto con ustedes dos... —Murmuró sentándose en el sofá con esa gran montaña de papeles.
(...)
Estaba exhausto, realmente muy agitado. Tenía ganas de llegar ya mismo a mi casa y acostarme. Hoy por primera vez en esta semana, podía descansar, ya que había concluido con los trabajos en la casa.
Estacione mi auto, y observé con calma la noche. Estrellada, llena de mini luces que adornaban la oscuridad.
Mi vista recorrió toda la calle, como solía hacerlo, y fue cuando me dediqué a observar con detenimiento a ese auto lujoso en la entrada de mi casa. Lo conocía, ese auto sólo podía ser de una persona que yo conocía.
—Ethan... —Murmure.
Busque mis llaves en el bolsillo. Pero caí en cuenta en que las había dejado dentro de mi auto. Si unos suaves toques en la puerta y oí una cuántas risas detrás.
Mi chica, con una abrigada bata, abrió la puerta. Podía oler desde aquí el pollo asado que de seguro se dedicó a cocinar.
—Amor... —Se acercó a mi y me dio un suave beso en los labios.
La mesa estaba puesta, y habían cuatro platos en ella. Era obvio que ambos estaban aquí. No me molestaba en lo más mínimo.
—Mis padres están aquí... —Murmuró tocando sus manos en un gesto de nerviosismo.
—Lo se cielo... —Continue.
Entre a mi cocina, y efectivamente, ambos estaban allí ubicados en la pequeña mesa que allí se encontraba. Su madre se levantó en un segundo y corrió hasta mi para darme un suave y cálido abrazo perfumado.
En cuanto a su padre, le extendi mi mano, pero este la rechazó y en cambio me abrazo por los hombros, algo más fuerte de lo normal.
—Señor Blacke... —Murmure casi sin aire.
—¡Qué señor ni que nada! ¡Dime Ethan! —Soltó una suave risa.
Me sorprendí, pero al estar al borde de una asfixia, en realidad no le preste mucha atención.
—Bien, Ethan... No respiro... —Ethan me soltó y se mostró algo avergonzado por ello.
—Lo siento chico, estoy acostumbrado a usar mi fuerza... —Río.
Frunci el ceño, claramente algo le había sucedido, pero yo nunca había recibido tal trato de su parte.
—¿Sabes? La casa quedó genial. De verdad me has sorprendido niño...
—Dígame Zeed, Ethan... —Soltó una risa.
Comencé a oler más de cerca el pollo. Y este se veía delicioso.
—Bien muchachos, ¿Vienen a cenar? —Pregunto Lucy, desde la sala.
—Vamos Zeed, luces terrible. —Plantó mi espalda mientras reía.
Comenzamos a charlar animadamente entre todos, era un ambiente familiar, muy cómodo.
Ethan se encaró de volver a proponer el trabajar con el, y aunque no dije que si, prometí que lo pensaría en serio.
—Cielos... —Su madre, comenzó a tocar su vientre y hacía gestos extraños.
—¿Mamá estas bien? —Lucy se acercó y ella sonrió, pero a la vez observo con pánico a su esposo.
—¡Ya viene la bebé! —Grito con un chillido ensordecedor.
Ethan lanzó su servilleta por los aires y tomo a su esposa por los hombros, yo me quedé pasmado en mi lugar.
—¡Zeed! Observarme. Tu tendrás que hacer esto mismo en algún momento. —Habló con seriedad.
Se subieron a su auto y salieron con prisa hacia el historial. Lucy se colocó un pantalón más abrigado y ambos los seguimos hasta ese lugar.
Lo último que pude ver es a Megan, con una gran sonrisa en el rostro. Y a Ethan detrás con los nervios de punta.
Lucy lloraba de alegría. Tendría una nueva hermana en muy poco tiempo.
Gracias por leer!
PD: ¡Digan nombres para la futura niña!
PD2: ¿Vieron la imagen de multimedia? ¡Es una chulada!
Heladito 😘
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Mi Chica Ideal ♡
RomanceEsa chica es uno de los enigmas más misteriosos que descubrí en mi vida. Yo seré la llave, que abra el cofre de su corazón. SEGUNDA TEMPORADA DE «Mi Chico Ideal» No es necesario que lean la anterior historia para saber de que trata esta, ya que es...