Capitulo 58. Único Favor

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Semana número veintiocho de gestación.

Relata Lucy Blacke.

Camine las últimas calles hasta llegar a su negocio. No pregunten como se donde trabaja, ni como me enteré de que ella y Zeed estuvieron juntos durante unos meses.

Sólo les diré, que mi madre en su adolescencia era muy buena con el asunto del espionaje y ser una acosadora. Varias veces papá habla de ello y eh encontrado varios libros con viejas fotos de para cuando entrenaba, y cuanto era joven.

Creo que de allí saqué mi talento innato.

Al despedir a Zeed esta mañana, tome el auto y conduci durante unos cuarenta minutos hasta llegar a un bar algo alejado de nuestros más comunes alrededores.

Hace una semana que tuve un pequeño percance con mi enfermedad, por suerte pude mejorarme y estoy feliz de poder seguir adelante.

Fue un pequeño colapso de los órganos, que rápidamente fue estabilizado. Ya que mamá se encontraba conmigo en ese instante y llamó a una ambulancia en pocos segundos.

El tamaño de mi panza es enorme, diré que si estoy de pie erguida, no llego a ver la punta de mis pies. Cada paso debe ser seguro, ya que no puedo arriesgarme a caer en la acera.

Zeed no deja de comprarles ropa y traerme flores cada medio día. Repite con demasiada frecuencia que me ama a mi y a los niños, y no deja de preguntarme una y otra vez como sería el nombre de los niños. No le diré aún.

Entre al pequeño bar, justo después de aparcar el auto afuera. Se podía oler desde afuera el cigarro prendido de las personas aquí dentro.

El lugar era bastante oscuro, pero no parecía estar colmado de gente. Un par de parejas en las mesas y algunos hombres en la barra. Siendo las diez de la mañana, creo yo que es muy temprano como para comenzar a beber.

Busque a la chica, pero no pude encontrarla. Un hombre se me acerco y pregunto amablemente, que se me ofrecía.

—Estoy buscando a una chica... Destiny. —Sonreí. El chico guardo silencio y desapareció unos minutos rumbo a una puerta en la otra esquina del lugar. Me senté en una de esas sillas altas que jamás se amoldan al suelo y espere.

Minutos más tarde, una chica de apariencia joven, cabello rubio y bonitos ojos claros, me sonreía con cierto desconcierto.

—Soy Des, ¿En qué puedo ayudarte? —Pregunto con una imborrable sonrisa.

—Soy Lucy Blacke... —Sus ojos en ese instante, se abrieron de par en par. Me observo el vientre y noto lo grande que estaba, abriendo su boca en una gran «o».

—No es buen lugar para una embarazada... ven, acompañame afuera... —Tomó mi brazo y me ayudó a bajar. —¡Troy! ¡Cuida la barra! ¡Vuelvo en unos minutos!

Sonreí. Nos dirigimos a un pequeño parque de aspecto tranquilo. No se olía a alcohol ni habían botellas vertidas en todo el suelo. Era apacible y sereno.

—Dime... —Murmuró.

—Bien, como te habrás dado cuenta estoy... embarazada... —Sonreí.

—¿Es de Zeed, verdad?

—Son, de Zeed... —Ella parecía sorprendida.

—¿Son? ¿Cuántos llevas ahí? —Sonrió.

Tome una de sus manos y la coloque sobre mi creciente barriga. —Son dos...

—Cielos... —Respondió. —¿Por qué vienes a verme? —Pregunto con una sonrisa, otra vez.

—Bien, se que podría tomarte raro. Pero se que tu y el tuvieron una pequeña historia antes de que yo volviera...

—Hablaba de ti muy a menudo. Se nota a kilómetros como te ama.

—Lo se. Pero yo no voy a estar para siempre Des... —Le sonreí. Ella fruncio el ceño.

—No comprendo... —Tras un largo suspiro, comencé.

—Estoy enferma... tengo una enfermedad incurable. Y lo más probable, es que muera en el parto de los niños. —Ella tapó su boca con ambas manos.

—Cielo Santo...

—Si... es... muy duro. —Murmure.

Sentí mis ojos arder, iba a llorar. Sonreí y quite los malos pensamientos.

—Bueno, no quiero quitarte más tiempo... sólo vine a decirte que Zeed necesitará de tu ayuda, y te pido el favor de que no se la niegues. —Sonreí.

De pie frente a ella, extendi mi mano. Ella la tomo, parándose frente a mi.

—Prefiero que este con alguien que lo hizo feliz en mi ausencia... ya que estaré en un viaje y quizá, no regrese jamás. —Ella no resistió algunas lágrimas. Y tampoco se molesto por quitarlas. —Se que lo hacías muy feliz...

—Yo... no se que decir... —Sollozo.

—No tienes que decir nada, solo piénsalo. Sólo faltan unas cuantas semanas para el parto. —Sonreí.

—Debe ser muy difícil para ti...

—Lo es Des, pero por Zeed soy capas de hacer cualquier cosa. Dejaría la vida por el. Y por mis niños.

—Eres la mujer más valiente que eh conocido. —Susurro.

La rodee por los hombros, abrazandola con fuerza. Ella apretó mis hombros, sabía que estaba siendo sinceros conmigo.

—Yo, debo irme ya... Se asustara si vuelve y no estoy en casa... —Solté una pequeña risa.

—Claro, espero... volverte a ver... —Murmuró.

—Tal vez.

Salí de allí con una sonrisa, sabía que había arreglado una parte del viaje antes de irme. Preferís que este con alguien que lo halla hecho feliz, antes de estar con alguien que no sepa valorarlo.


















Gracias por leer!

Les deseo a todos una feliz noche buena y Navidad. Junto a sus familias y amigos. El espíritu navideño Siemore debe vivir en nuestros corazones.

Gracias por todas las palabras de aliento en el otro capítulo, los amo a todos. Seguiré con la novela. En unos diez días estaríamos llegando al tan ansiado final...

Heladito 😘

Mi Chica Ideal ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora