Capítulo 37 [EDITADO]

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Alai Miller Rinaldi, yo te bautizo en el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo, amén.
Diego y Giovanni se habían hecho muy buenos amigos, él decidió que Giovanni fuera el padrino y yo que Mía fuera la madrina.

Luego del bautizo, Diego me informó que sus padres habían organizado un almuerzo para así poder conocer a la pequeña Alai y a mi familia.

Llegamos a la casa de sus padres. Era una enorme casa, eran una familia muy adinerada.

-Oh, mi niño, has llegado.- dice una señora de pelo canoso.- tú debes ser Roberta, eres hermosa. Pasen.

-Muchas gracias.

-Roberta, ella es mi abuela Lina. - mi prometido me presenta a la linda señora frente a mí.

-Mucho gusto.-le tiendo la mano pero ella me abraza.

-¿Y la bebé?- pregunta entusiasmada.

- Ahí viene, la trae la madre de Roberta. - musita Diego.

Estábamos almorzando, su madre Isabella y su padre Christopher estaban emocionados con la bebé, se la pasaron todo el día con ella conversando con mis padres, jamás se opusieron a que él fuera mayor que yo. Simplemente Isabella dijo que para el amor no existe edad y que lo importante era que yo siempre fui mayor de edad. Pasamos toda la tarde en casa de sus padres y cuando llegamos a casa Alai se había quedado dormida así que la llevé a su habitación y la acosté en su cuna.

-Es hermosa hasta durmiendo -Diego me abraza por la espalda.

Me doy vuelta y lo miro-quiero que vengas a vivir con nosotras.- él me besa y me lleva hasta mi habitación -mañana mismo me mudo.

Sonrío y lo beso.

El me besa apasionadamente me toma de los muslos y me levanta, enrrollo mis piernas en su cintura y él me lleva hacia la cama, poco a poco me quita la ropa y yo a él. Lo necesito y no me había dado cuenta de cuanto lo había extrañado. No puedo creer que él hombre que tengo frente a mi es mi prometido, el amor de mi vida.

-Te amo.- me saca de mis pensamientos, me ha dicho que me ama y siento que mi corazon estallará de felicidad.

Le sonrio y lo beso- y yo a ti.

Sus labios bajan a mi cuello y luego suben otravez a mis labios, sus besos son tan cálidos y apasionados al mismo tiempo.

A la mañana siguiente, cuando despierto, Diego no está a mi lado. Me levantó y camino hacia la habitación de Alai y lo veo sentado en la mecedora dándole de comer.

-Tú eres una niña muy hermosa.-dice y le da un beso en la manita.-te prometo que jamás te voy a defraudar. Estaré siempre para tí y para tu mami. Las amo mucho a las dos.

-Te queda la paternidad.-el me mira y sonríe.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí parada?

-Lo suficiente para ver como le hablabas.

-Me parece mentira-se levanta y la coloca otra vez en la cuna- jamás hubiera imaginado que sería padre... Después de que había perdido la esperanza y las ganas de vivir. Cuando la ví por primera vez, mi mundo se llenó de colores.-se acerca a mí y me besa la frente- tú y ella llenan cada espacio de mi ser. Haré todo lo que sea necesario para verlas felices.

-lo abrazo- te amo, Diego, te amo demasiado.

𝐌𝐢 𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐨𝐫✓ EN EDICIÓN Where stories live. Discover now