Once.

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Liam y Louis cruzaron miradas, asustados. Habían temido que este día llegara desde que cayeron en cuenta que la única omega sería Cole, era tan complicado para alguien de su grupo cuidar de un alfa en celo, aunque éste fuera apenas un niño, que hubieran preferido que ésto pasara un par de años más tarde. Sólo otro alfa podría soportar tantas hormonas y aromas mezclados sin inmutarse.

—¿Estás seguro, Kelly?

El niño subió y bajó la cabeza, haciendo rebotar sus pequeños rizos, con una seriedad que le hacía verse mayor.

—¿Cuántos años tiene? —la ronca voz del moreno mandó un escalofrío al castaño sentado en la cama del hospital, su reacción no pasó desapercibida para nadie ahí presente.

—El próximo mes cumple apenas siete, es muy joven para tener su celo ya. —Louis fué quien respondió a su pregunta, su voz mostrando lo preocupado que el asunto le ponía.

—Zayn tuvo su celo a los seis recién cumplidos, si no mal recuerdo.—Harry miró a su amigo asentir en silencio, y frunció el ceño cuándo los cuerpos de ambos omegas se tensaron, compartiendo extrañas miradas entre sí.

—E-eso no tiene qué ver, ellos no tienen relación alguna.

El moreno les dió una confundida mirada, pero su semblante cambió en segundos, disfrazando cualquier expresión. —Iré a cuidar de Halley.

Todas las miradas fueron puestas en él, como era de esperarse, y no pudo importarle poco las pobres y débiles excusas del castaño para evitarlo.

—Iré contigo.—Louis abrió los ojos observando a su hijo caminar hacia el alfa, y al instante comenzó a negar.

—Eres muy pequeño, Kelly, además de que no sabemos aún si serás un alfa.

—Estoy seguro de lo que voy a ser, papá. No necesito pasar por lo de Halley para darme cuenta, o que los demás lo hagan. Yo cuido de mi familia, y ahí incluye a tío Liam y sus hijos.

El ojiverde sintió un burbujeo en su pecho, muy parecido al orgullo. Su sonrisa fué genuina en el momento en que un aniñado rostro miró desafiante a su amigo. —No perdamos el tiempo y comencemos a caminar, señor Malik.

El azabache miró una vez más a los omegas, antes de hacerle señas a Harry para que se quedara a cuidar de ellos. Por más que quisiera aclarar el motivo por el que sintió una fuerte necesidad de consolar a la pequeña azabache, era más necesario llegar a cuidar de un pequeño chico con el celo adelantado. —Si es muy fuerte la necesidad de saber el estado del niño, díganle a Harry que me llame.

Ambos asintieron no muy deacuerdo antes de que el moreno y el pequeño rizado salieran de la habitación.

Una verdosa mirada se posó sobre ellos con determinación.— Muy bien, ahora van a decirme qué están ocultando.

...

Zayn detuvo el automóvil afuera de la casa que Kelly le había indicado. Observó a su alrededor y por una confusa razón sintió la necesidad de llevarse a los niños a un lugar más pintoresco que ese.

Sacudió la cabeza y observó al menor caminar hacia una sencilla puerta color crema.
Había algo en el chiquillo que le recordaba a su mejor amigo en la infancia, y no era sólo por los alborotados rizos que adornan su pequeña cabeza. Harry se había dado cuenta también si el brillo en sus ojos decía algo y, si lo conocía tan bién cómo lo hacía, apostaba que en éstos momentos se encontraba pidiendo una explicación.

Una fuerte oleada de aromas mezclados lo golpeó en cuánto estuvo frente a la puerta abierta, y contrario a lo que esperaba, el rizado entró sin mostrar señales de incomodidad.

Un sudoroso hombre salió con prisas de una pieza, que seguramente se trataba de un baño, en dirección a las escaleras, deteniendo su carrera al notar su presencia.

Los azulados ojos observaron al más pequeño para después recorrer con desagrado el bien formado cuerpo del azabache.

—¡Tío Niall! —Zayn observó al ojiverde correr con los brazos extendidos hacia el hombre, confundiéndolo aún más.

Aspiró en busca de algún olor que delatara a qué clase pertenecía el hombre, pero no encontró más que el olor al celo y el suyo, por lo que supuso que el rubio era un beta.

—¿Es amigo de Liam?

Orbes celestes se encargaban de examinarlo de pies a cabeza, no le importaba que el olor del Alfa haya cambiado a uno más suave, seguramente porque ya se había dado cuenta que no era más que un insignificante beta, pero aún así se negaba a bajar la guardia.

¿Quién le confirmaba que ese hombre no era un maestro de la mentira? Alguien experto en mantener sus emociones bajo control, un estaf-

—Soy el padre de Halley y Cole.

TENÍA MUCHAS GANAS DE PUBLICAR ÉSTE CAPÍTULO, AHHHH.

¿Qué les pareció, pimpollxs?

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