7. Trébol de 4 hojas

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-¡Hey Bakugou encontré...! Ah no, este no es-

La exclamación de Kaminari suena durante una tarde de primavera.

Bakugo rechina los dientes sin interrumpir su tarea, es la tercera vez que el rubio hace tal comentario en lo que llevan la búsqueda.

-¡Idiota, fíjate bien antes de dar una falsa alarma!- reclama.

Se encuentran en el parque, luego de la jornada escolar. Puede que dos estudiantes de la Academia Yuuhei y uno de uniforme oscuro, verificando cada centímetro de césped, entre bancos, arboles y juegos; llamen demasiado la atención pero ellos no se preocupan por eso.

-Es que... - comenta Kirishima desanimado, quien revisa cerca del tobogán.- Encontrar un trébol de 4 hojas es tremendamente difícil...-

-Sí, por no decir imposible- replica el de ojos ambarinos. Ambos espían a Katsuki, quien está a unos metros, a gatas, entre raíces de la arboleda. Es una escena terriblemente divertida.

-¡¡Cállense, ni siquiera les he pedido ayuda!!-

-Es que después de visitar a Midoriya y encontrarte aquí, fue demasiado curioso- Eijorou suspira recostándose contra la espalda de Kaminari, ambos cansados de la tarea.

-Cierto, dabas miedo. – secundó el rubio con un escalofrió. –Eres demasiado... intenso.-

-Hablando de Midoriya, se le veía tan solo. Dijo que te estaba esperando.-

El pelirojo lo comenta descuidadamente, jugando con los dorados cabellos de Denki, sin notar que las orejas de Katsuki se vuelven rojas.

-Eres muy malo por dejarlo solo. Además... ¿Para qué diablos quieres un trébol? Si odias las supersticio...-

-¡¡Lo tengo!!- el grito triunfal de Bakugou atemoriza a los infantes y niñeras del parque entero, y Kirishima junto a Kaminari proceden a llevárselo a rastras antes de haber problemas por causar disturbios en área pública.

                                                                               ...

No importa en lo más mínimo la cantidad de veces que ha estado en el vivero. Cada vez que entra, Bakugou se siente en un rincón apartado del mundo. Como si tan solo al traspasar la puerta, se hallase en un pedacito de selva... además de en compañía de quien en otra vida podría haber sido un perfecto chaman.

-¡Kacchan!- saluda Izuku con los ojos brillantes, dejando la maceta en el suelo y yendo a su encuentro. Katsuki le dedica un asentimiento. No necesita palabras, aquella mirada tímida, batiendo las pestañas en el rostro de Midoriya le deja más que claro el mensaje. "Te extrañe"

Es luego de que Kaminari y Kirishima, se acomodando en sillones plegables y riendo a carcajada suelta, que tienen por fin un momento de intimidad.

Al rubio las manos le sudan, la garganta se seca cuando en uno de los bolsillos toma aquello que tanto buscó.

Deku habla risueño, con la atención puesta en las flores cuando Katsuki repentinamente estira el brazo. El chico se le queda mirando con desconcierto a la vez que el rubio con una actitud que roza el cariño, toma su mano y deposita suavemente aquello. Sin soltarle, manteniendo roces y caricias que a Izuku le ponen la piel de gallina. Sencillamente le falta el aire cuando el muchacho posa sus fascinantes ojos de rubí en él, observándole con una intensidad que no tiene nada que envidiar al fuego.

-¿E...Es para mí?- pregunta entrecortadamente con dificultad, viendo con incredulidad el trébol de cuatro hojas que descansa en su palma. El calor comienza a recorrer sus mejillas.

Katsuki gruñe, como si tan solo aquello le fuera a ayudar a perder la vergüenza.

-¿Y para quién más seria?... pronto estarás de exámenes y sé que no lo necesitas porque sos un maldito nerd pero...- Bakugo no puede terminar su verborrea porque Izuku le interrumpe.

-Gracias...- lo dice absorto en su regalo, con la expresión más dulce y hermosa que Bakugo le ha visto hasta entonces.

No importa que Kacchan no tuviera tal intención al regalarle aquello, ni el hecho de que no conozca su significado, eso no impide que Midoriya sonría boba y felizmente, escondiendo su rostro tras sus manos mientras un brillo especial ilumina sus conmovidos ojos.

"Si tan solo supieras lo que me estás dando y cuanto ilusionas a mi corazón... No tendría problema para decirte que ya lo soy"

Es lo que cruza su mente cuando Izuku, durante la caída del sol salpicando de rayos rojizos el vivero, le sonríe a ese muchacho problemático que ocupa constantemente sus pensamientos.

Ya llegaría el momento en que se lo dijese, pero ese momento no sería hoy.

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Trébol de 4 hojas: Sé mío.

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Notas:

Awww que tierno:3 Me está saliendo azúcar por las orejas ahora mismo. No es como quería narrar el capitulo y no estoy satisfecha con el resultado, pero quería actualizar. De todos modos les compensare en futuros capítulos cuando este inspirada.

Muchas gracias por leer, dejar comentarios, agregar la historia o votar. Me hace muy feliz que les guste :D

El chico de las floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora