Parte 8

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Durante mi primer año de secundaria, estuve en el equipo de atletismo, en aquel entonces era el corredor más veloz de distancias cortas de todos los estudiantes de primer año.
Minhyuk participaba en los mismos eventos que yo y todos tenían grandes expectativas de él, pero jamás perdí contra él. Y eso hacía que dedicara mi corazón y alma en la pista. Minhyuk me había derrotado en todo lo demás en la vida, así que las carreras de distancia corta era lo único que mantenía mi orgullo intacto.

Sin embargo, cuando avanzamos al segundo año, renuncié al equipo.

La razón fue que corrí contra Minhyuk  en cien metros planos y perdí por primera vez. Estaba seguro que si le explicaba eso a alguien, me dirían que esa razón era estúpida, pero para mí, era la más válida que podía existir.

¡Lo hice! ¡Te vencí por primera vez, Kihyun!

Cuando la carrera que marcó mi vida terminó, Minhyuk  se dio la vuelta y sonrió con felicidad. No había forma de que supiera que esa sonrisa había destrozado mi interior y lo había tornado en desesperación.

Mortificado, solo, triste y con el dolor de la derrota, mil emociones pasaron por mi corazón en un instante y luego me sentí patético. Al llegar a casa, me metí en la cama y lloré toda la noche. Al día siguiente renuncié al equipo. Años después, aún sentía el dolor. Respiré profundamente y me calmé. Me sentía asqueroso, quizás porque no había corrido tan rápido por un buen tiempo. Después apreté los dientes y luché contra las ganas de vomitar, Minhyuk comenzó a mirarme con preocupación.

—¿Te sientes bien Kihyun? ¿Estás enfermo?

—Cállate, no es nada, así que déjame en paz, el verte a la cara hace que me sienta más enfermo.— Las cejas bien curveadas de Minhyuk se enfurruñaron al escuchar mi característica respuesta cruel.

¿Te hice enojar? Nah, no creo. Sin importar cuan cruel sea con este sujeto, solo me muestra una sonrisa incómoda. Nada de lo que diga o haga le molesta. Así de insignificante soy para él. En serio, era un estúpido por sentirme tan incómodo cuando sabía que ni siquiera estaba en su radar. Quería decirle que me iría a casa en ese momento, pero temía ponerme a llorar.

Suspiré y comencé a caminar sin mirar atrás. No quería quedarme un minuto más en este estúpido y festivo parque de diversiones.

Me divertí con el show de los monjes, pero ahora me sentía avergonzado al recordar lo emocionado que me había comportado.

Comencé a acelerar el paso, tratando de huir, pero justo en ese momento Minhyuk corrió detrás de mí y me tomó del brazo. —¡Oye! ¿A dónde vas?

—Casa —dije la palabra demasiado rápido como para que mi voz tuviera la oportunidad de quebrantarse. Pude sentir la incertidumbre de Minhyuk a través de su brazo. La atmósfera se tornó tensa y asintió con pesar. —De acuerdo. —Comenzó a caminar llevándome con él.

Asumí que nos dirigíamos a la salida, pero por alguna razón terminamos frente a la noria. Era una de gran tamaño considerando el parque y cada góndola estaba pintada con flores como tulipanes y margaritas. El parque era como un cuento de hadas, pero esta atracción en particular era linda y colorida. Mientras le veía sin comprender como era que esta enorme estructura había aparecido frente a mis ojos, Minhyuk  me empujo al interior de una góndola que acababa de arribar. Sorprendido, traté de darme la vuelta, pero era demasiado tarde. La chica encargada de la atracción cerró la puerta y la góndola comenzó a moverse hacia el cielo.

—De acuerdo, ahora sí podemos hablar.—Cuando lo volví a ver, Minhyuk estaba sentado en una de las bancas y sonriendo con satisfacción.

—Claro que no, ¡no tengo nada que decirte!

Green Light- KiHyukWhere stories live. Discover now