Cap.33 Parte 2

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Luego de que Alex había aparcado, se bajó  y abrió mi puerta mientras sonreía. A medida que entrábamos a aquel lugar se acortaba la distancia entre cada uno de nuestros cuerpos, haciendo más difícil nuestra caminata. Cuando por fin pudimos llegar al bar, hicimos nuestro pedido y luego nos sentamos a charlar, terminando en la pista de baile. Recuerdo esa noche como si tan solo hubieran pasado unos segundos. Bailamos sin parar toda la noche, admito que nunca había disfrutado tanto en una fiesta, pero como nada dura para siempre tuvimos que irnos. Le dije a Alex que ya era un poco tarde, y aunque la verdad era podía regresar a mi casa a la hora que quisiera, no quería abusar de la libertad ni de mi cuerpo, pues este no estaba acostumbrado a dormir tan tarde.

- Creo que ya es un poco tarde.- Había dicho.

- Podemos irnos si quieres.- Dijo despreocupado.

- Por favor, no quiero regresar tan tarde a mi casa.- Respondí cortésmente.- Lo siento, qué dijiste? - Pregunté a causa de un susurro que había salido de la boca Alex, el cual no llegué a escuchar.

- No...Nada.- Respondió.

Ignorando eso, decidí salir del lugar con Alex siguiéndome. Me sentía un poco cansada y los tacones comenzaban a molestarme, provocando un pequeño pero constante ardor en los talones, que de hecho ya se me es de costumbre cada vez que voy a fiestas. Mientras salíamos chocábamos con muchos cuerpos sudados, ebrios y cargados de adrenalina que obstaculizaban nuestro camino. Cuando por fin estuvimos frente a su auto, nos adentramos y pude respirar profundamente, recordándome lo bien que se sentía respirar aire fresco libre de olores extraños como los que se encontraban en aquella casa.

Luego de unos minutos de camino, donde nadie había pronunciado ni una sola palabra, pude ver la calle en donde se encuentra mi respectivo hogar, así que supuse que nos dirigiríamos hacia allá, pero me extrañó mucho ver que Alex tomaba otro camino muy diferente al correcto si el destino es mi casa.

- Creo que te equivocaste de calle.- Pronuncié con el ceño fruncido mientras apuntaba con el dedo índice hacia afuera, a través de la ventanilla del auto.

- No, de hecho estoy en el camino correcto.- Respondió con una enorme sonrisa en su rostro.

- A dónde exactamente te diriges? - Pregunté aún extrañada y bastante confundida.

- Ya lo verás, es una sorpresa.

- Una sorpresa?

- Sí, digamos que quiero que esta noche sea especial y que nadie jamás la olvide.- Había respondido de una manera bastante extraña, con una sonrisa que me causaba nervios.

Sin protestar, cosa de lo que me arrepiento mucho ahora, me dispuse a mirar hacia afuera. Iba tan concentrada mirando hacia afuera, que se me había olvidado que a mi lado estaba Alex, y sólo puse mi mayor atención a los pocos autos que se encontraban en la carretera, de hecho a medida que Alex avanzaba el camino se hacía más solitario, tanto que podía contar las casas y tiendas, así que eso hice. Una casa, otra casa, una pequeña tienda, otra casa, lo que parecía ser una cafetería que en ese momento se encontraba cerrada, otra casa, un hospital, otra casa, hasta que paré y salí de mi pequeño, jamás había visto un hospital como ese, nunca, el único que había en el pueblo no estaba rodeado por casas y tiendas, y era mucho más grande, además llevábamos demasiado tiempo en la carretera, ya ni había autos por allí, éramos los únicos. Comencé a sentir cómo mi respiración se aceleraba a cada kilómetro que recorríamos, dejé de ver casas solo veía las luces del pueblo que habíamos dejado atrás. Me alarmé, entré en pánico, no sabía por qué, pero creo que se debía a los gritos de mi subconsciente que me gritaban que debía salir de ese auto, en ese momento, incluso mi instinto, el cual jamás le falla, me decía que algo no estaba bien, el pánico me hizo recordar la historia de la supuesta hermana de Maggie y todas las advertencias de ella y de Siena, incluso la voz de Britany gritándome que Alex venía por mí, llegó a mi cabeza, fue como si pudiera ver visto con más claridad. Asustada decidí decirle a Alex que quería viajar.

- Alex detén el auto.- Había dicho en un hilo de voz.- Alex detén el auto.- Repetí más claro y con la mandíbula apretada.

- Pero por qué si aún no hemos llegado. Tranquila la diversión aún no empieza.- Dijo con una sonrisa escalofriante.

- QUE DETENGAS EL JODIDO AUTO EN ESTE INSTANTE.- Le grité verdaderamente asustada. Creo que no se esperaba esa reacción de mi parte, porque detuvo el auto de golpe.

Intenté bajarme, pero las puertas estaban aseguradas.

- Creías que te dejaría ir tan fácil? - Preguntó mirándome con una sonrisa victoriosa, mientras sus pupilas se dilataban y sus ojos emitían un brillo que me ponían los pelos de punta.

- Alex déjame ir.- Había suplicado, mientras sentía las lágrimas calientes que se acumulaban en mis ojos.

- Eres tan estúpida.- Canturreó.- Igual que las demás, solo necesitan un bello rostro para embobarse.- Había dicho con una sonrisa ladeada.- Siempre funciona, mi encanto siempre funciona.- Continuaba mientras con su mano izquierda sacaba algo lentamente de debajo del asiento.- Sabes qué es lo mejor? Que tus amigas te lo advirtieron, pero la muy enamorada Niña no las escuchó, o qué crees, que no me enteraba de eso, yo lo sé todo, sé que me seguían, que ellas saben mi plan contigo, al igual que Britany, pero a diferencia de ellas, la muy habladora sabía demasiado y no supo guardar secretos.- Dijo con una navaja en su mano, mientras acariciaba la hoja de metal.

- Tú la mataste.- Susurré con lágrimas en los ojos.

- Si admito que disfruté mucho con ella, ha sido mi mejor obra de arte, digno de todo un artista que sabe aprovechar su talento.

- Asesino.- Había dicho en un hilo de voz, sin poder contener las lágrimas que corrían por mi mejillas.

- El mejor de todos. Debiste escuchar a tus tontas amigas, pero ahora es tarde para eso, ha llegado tu hora.- Dijo con una risa macabra que dejaba sus labios.

- DÉJAME SALIR DE AQUÍ, AYUDA!!! - Gritaba asustada.

- No te podrás librar de esta.- Dijo abalanzándose sobre mi, clavando su navaja una y otra vez sobre mi pecho.

No pasó mucho tiempo cuando comencé a sentir el líquido caliente que brotaba de mi pecho y recorría mi piel, tiñéndola de un color carmesí.

Intentaba sacar a Alex de encima de mi, pero sólo conseguía llenarlo más ira, provocando que no sólo me apuñalara, sino también que me golpeara. Lo único que pensé era que moriría, sabía que pedir ayuda no me serviría de nada, aunque nunca paré de hacerlo, pero la verdad era que ya no tenía esperanzas de salir de esta situación, estaba débil, perdía demasiada sangre y mi cuerpo dolía demasiado, pero no me rendiría. Aproveché la posición en la que me encontraba y saqué mi pie del tacón, buscando con él el botón de los seguros, luego de varios intentos, lo encontré, y sin dudarlo lo presioné, provocando un pequeño sonido, del cual afortunadamente Alex no se percató por los gritos que él emitía, pues yo ya no tenía fuerzas para dejar salir otra cosa que no fuera un susurro. No abrí la puerta, necesitaba encontrar el momento perfecto para escapar, pero si realmente quería hacerlo tenía que herir a Alex, no había otra forma, era la única para poder quitarlo de arriba de mí y así poder uir, pero estaba en desventaja, jamás había contado con mucha fuerza, así que esperé, dolía y sé que ser paciente en un momento como ese solo podía acabar con tu vida, pero no iba a despreciar mi oportunidad de escape.

En Efecto, Nada Es Lo Que PareceWhere stories live. Discover now