Estábamos sentados en la terraza de un restaurante comiendo una hamburguesa. Veíamos a la gente pasar de un lado a otro bajo un sol abrasador. Parecía mentira que la noche anterior nos habíamos empapado por una lluvia intensa aunque cálida.
–¿Y mañana ya volvéis? –Pregunté antes de darle un mordisco a la hamburguesa, haciendo que se desparramara la mitad del contenido sobre el plato, provocando la escandalosa risa de Christopher.
Lo miré con los ojos entrecerrados mientras intentaba masticar todo lo que tenía en la boca sin mancharme.
–Sí, mañana ya vuelven los chicos y tendremos que ir al estudio para seguir preparando los tour –contestó al fin después de reír durante varios segundos, tiempo suficiente para que pudiera tragar la bola de pan, lechuga, tomate, carne y mayonesa que se me había formado en la garganta.
–¿Con ganas?
–Siempre –me dedicó una media sonrisa–. Está bien estar de vacaciones, pero es mucho mejor estar haciendo lo que te gusta durante horas –dio un sorbo a su vaso de sprite.
–¿Sí? –Fruncí el ceño–. ¿No tienes la sensación de que a veces... como que os explotan? Sois súper jóvenes y no paráis. Cuando lleguéis a los treinta va a parecer que tenéis cincuenta –le saqué la lengua.
–No digo que no. A veces se hace un poco insoportable. Para arriba, para abajo, ahora hay que ir hasta allí, cámaras, vídeos, entrevistas, vuelve al hotel, no ves a tu familia, sigue corriendo de un lado a otro... –Se encogió de hombros–. Puede que llegue un momento en el que nuestro cuerpo o nuestra mente diga "basta", pero hasta entonces, vamos a seguir haciendo esto mucho, mucho tiempo –me guiñó un ojo–. Además, aunque trabajemos mil horas, este cuerpo y esta cara siempre se mantendrán jóvenes –deslizó una mano por su mejilla y me dedicó una mirada seductora a través del cristal de sus gafas mientras alzaba y bajaba las cejas varias veces.
Solté una carcajada en mal momento. El trozo de hamburguesa que tenía en la boca se me fue para el otro lado y comencé a toser sin control mientras Christopher se reía a mi costa. Me di varios golpes en el pecho en un vano intento de sacar la bola del aparato respiratorio con éxito.
–Me podrías haber ayudado –le dije entre tos y tos–. Podría haberme ahogado.
–Pero no lo has hecho –me señaló con un dedo mientras me sonreía–. Si te hubieras puesto morada ya habría ido en tu ayuda, pero estás bien.
–Eres de lo peor –cogí una patata frita y se la lancé sin pensármelo, estrellándose contra su nariz, cayendo sobre sus pantalones. Estuvo rápido y abrió las piernas para que no se le mancharan de aceite y restos de mayonesa.
–Diablo –dijo mirando hacia abajo para después mirarme con los ojos entrecerrados–. Suerte que no me has manchado la ropa –cogió su servilleta y se limpió los restos de sal y salsa que había dejado aquella patata voladora en su rostro.
–Lástima –chasqueé los dedos haciéndome la decepcionada mientras soltaba una carcajada.
Christopher negó lentamente con la cabeza. Apoyó el codo en la mesa y la barbilla sobre el dorso de su mano, observándome con intensidad, en silencio, con una leve media sonrisa difuminada en sus labios.
–¿Qué? –Pregunté, algo incómoda.
–Nada.
Se incorporó, cogió su servilleta y extendió la mano hacia mí. La deslizó con suavidad por la comisura derecha de mi boca y me guiñó un ojo al tiempo que la retiraba y la volvía a dejar sobre la mesa.

BINABASA MO ANG
CNCO - Más que un sueño [COMPLETA]
FanfictionCuando Irene es elegida por su jefe para escribir la historia sobre unos chicos jóvenes y talentosos, no puede creerlo. Pero su sueño se hará realidad cuando se entera de que esos chicos son los integrantes de la banda del momento: CNCO. En el insta...