Capítulo 14.

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A pesar de las insistencias de Mary para que celebrara mi cumpleaños con su familia, Mimi había tenido unos planes completamente distintos; dos días antes había anunciado que me había comprado boletos para dos personas en un tren hacia Londres, en donde podría pasar dos días ahí. 

    —Puedes llevar a quien quieras, he planeado el recorrido por la ciudad evitando cualquier actividad impropia —me dijo Mimi, entregándome los boletos del tren, así como unos cuantos más para museos y exposiciones—. Confío en que estás madurando, John. 

   Le sonreí fingiendo inocencia, pensando en lo bien que me la pasaría con Cynthia dos días a solas, pero sus padres parecieron advertir ese pequeño inconveniente, por lo que le negaron el permiso. 

   —Puedes llevar a Paul, les convendría tiempo como amigos —me dijo, señalando discretamente sobre las mesas del comedor, donde Will y Paul parecían estarse divirtiendo mucho compitiendo sobre quien podía comer todo el almuerzo más rápido. Era claro que Paul y sus finos modales iban perdiendo. 

   —Quería llevarte a ti —me quejé—. Pero bueno, supongo que puedo llevar a Paul. 

   Cynthia me sonrió y continuó con su trabajo de matemáticas, del que prácticamente no se había despegado en todo el día. 

   Después de que Paul me explicara todo el asunto de Will, no vi otra razón por la que debería de hacer berrinche cada que los veía juntos; me costaba aceptarlo un poco, pero sabía que Will estaba haciendo un mejor trabajo del que yo haría respecto a controlar los poderes de Paul. Cuando él lo tocaba no había ninguna explosión extraña y podía acercarse a Paul sin temor a que su mano quedara chamuscada, pero a pesar de todo eso, seguía sintiendo un agujero en las tripas cada que los veía tocarse. 

   Secretamente tenía envidia de todas las personas que podían acercarse a Paul sin causar desastres. Recordaba la primera vez que Paul y yo nos habíamos tocado, el día que casi me partió la nariz después de que yo intentara probar que él podía volar; el dolor en ese entonces había sido tan grande que apenas si había podido sentir su piel, pero tenía la certeza de que era muy suave. 

   La siguiente vez fue cuando lo empujé del autobús, y sólo había tocado su brazo antes de hacer que las tomas de agua explotaran. 

   Habían pasado muchos años desde ese entonces, y cualquier cosa que yo recordara del tacto de Paul podía estar equivocada. La adolescencia lo había comenzado a cambiar, todas las mañanas salía oliendo a crema de afeitar, y quizá eso le había dado una textura distinta a su rostro. De pronto, la necesidad de tocarlo se había vuelto casi incontrolable. 

   Noté que Paul volteaba a mirarme, pero antes de poder pedirle que se acercara a mí para hablar sobre el viaje, Will le pasó el brazo por los hombros y Paul se recargó en su hombro. 

...

Esa tarde, Will y Paul volvieron a perderse entre la masa de alumnos que luchaban por escapar de la escuela, por lo que tuve que irme caminando yo sólo en dirección a la casa de Paul. Me sorprendió un poco llegar antes que él, y me pregunté qué tanto hacía con Will que era tan interesante. 

   Mary fue quien abrió la puerta y me recibió con una sonrisa, como siempre. 

   —Creí que tú estabas con Paul —me dijo, sirviéndome té. Recordar la forma en la que Will abrazaba a Paul durante el almuerzo hizo que las tripas se me volvieran a revolver. 

   —Está con un nuevo amigo suyo —contesté con desprecio, y Mary sólo atinó a sonreírme con tanto cariño como solía sonreírle a Paul—. Creo que estás celoso —me dijo. 

   —Celoso en una forma de amigos, claro —contesté sin inmutarme. Sabía que a pesar de ser madre de Paul, Mary haría algo para apoyarme, pero era necesario aclarar que no tenía ninguna relación a celos de relación. 

   —¿Cómo sería si estuvieras celoso de otra forma? —preguntó sonriendo. Rápidamente negué con la cabeza—. No, Paul y yo... Dios, nunca. 

   —Las cosas siempre pueden tomar un rumbo distinto al esperado. 

   —Sí, pero ese rumbo no. Creo que Paul, entre sus cualidades raras, si posée esa cualidad, pero yo no. 

   Mary pareció sorprenderse un poco, aunque lo ocultó tomando otro sorbo de té. Ambos nos quedamos en silencio tomando té, hasta que tuve la necesidad de preguntar—: Si yo saliera con Paul ¿Usted me mataría? 

   Mary soltó una pequeña carcajada. 

   —No, no lo haría —contestó—. Estaría encantada, estoy convencida de que no hay mejor persona para Paul que tú. 

   Sentí cómo era que las mejillas comenzaban a arderme y, siguiendo el ejemplo de Mary, lo oculté con mi taza de té. Pensé en decirle a su madre que eso nunca sucedería, que yo planeaba convertirme en una persona famosa y viajar por el mundo, pero ella comenzó a toser un poco escandalosamente y comenzó a buscar algo con qué cubrirse, por lo que rápidamente tomé el estúpido pañuelo que era parte del uniforme y se lo di. Una vez que terminó su ataque de tos, ella guardó el pañuelo en su delantal. 

   —Lo lavaré y te lo regresaré, Johnny —me dijo, y justo en ese momento alguien comenzó a llamar a la puerta, tratándose seguramente de Paul. Ella se puso de pie y me miró seriamente—. Sé que aún eres muy joven para entenderlo, John, pero lo harás algún día. Cuando descubras la verdad, por favor, se amable con él. Trátalo bien al final. 

    Miré a su madre con una enorme cara de confusión, nada de las últimas 15 palabras había tenido sentido para mí, pero ella ignoró ese aspecto y corrió a abrir la puerta. 

Sweet Creature. [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora