《2》

65 7 3
                                    

El sector estaba iluminado por sólo un foco, las cortinas como todo lugar no se cerraban hasta donde uno quería.
Miré la prensa desafiante, Mierda no podía creer que estuviera haciendo esto. Pase mis manos por la delgada tela del vestido, era hermoso, pero fuera de mi. Después de probarme el diminuto vestido. Mis labios hicieron una curva de aprobación, mientras mi cerebro estaba en una completa lucha. Y es que yo usaba vestidos, los vestidos de playa, holgados y lindos, pero no estos. La última vez que me puse uno así fue para la fiesta de egresados de mi último año. Fue uno negro y largo, pero tenía algo de escote, mi querida amiga dijo que lo quemaría, de hecho me lo tiró para jurar que no me lo vuelva a poner, y así fue, nunca más puse un pedazo de tela con ese estilo en mi cuerpo.
Me desquite de todas las prendas excepto mi ropa interior, me mire al espejo unos segundos apreciando mi ropa interior infantil, Amber tenía razón, era ridículo seguir usando este estilo de ropa interior a mi edad, tal vez ese es el hecho el cual todos los hombres huyen, siempre que estoy en ese acto salen corriendo al saber mi triste realidad o a veces los hecho yo, aun que no saben que así nunca podré dejar ese problema, y es que siempre busco a el hombre ideal, al que me mueva y me enamoré, pero salen corriendo antes de que me enamoré porque saben mí pequeño problema de rechazo, o simplemente se enteran ya que ni a las semanas tengo sexo con ellos, y es que no estoy preparada.
-¿Ya te lo probaste?.-Pregunta Amber del otro lado.
Tal vez es mi físico. Debería volver al gimnasio.
-Hey.-Una cabeza se asoma desde las cortinas la cual eche a regañadientes.
-Charlie ya te tardaste.-Me dice.-¿Puedes probártelo?.-Preguntó.
No respondí y me lo puse lo más rápido que pude. Su escote era cuadrado pero se apegaba a mí cuerpo dejando al relucir mis pechos después iba saltándose hasta las rodillas, debía de admitir que sabía elegir entre mi estilo y el suyo. La prenda era un rojo vino, combinaba perfectamente con mi piel pálida, y odiaba admitirlo pero me quedaba bien.
Salí del probador llevando mis manos a la cadera, quería mostrarle mi cara de desigualdad o simplemente no tener expresión, pero era habitual expresar todo a gestos, y parecía una niña con juguete nuevo.
-Me encanta como te queda.-Dijo la vendedora.
Amber se quedo mirando unos segundos sin aprobarlo y eso me asustaba.
-¿No te gusta?.-Pregunté con terror a su respuesta.
-Esto no me gusta.-sacó mi corpiño hacia arriba para que yo haga la labor de sacarlo de su vista, pero sabía que no lo iba a hacer. La empleada reprimió una risa al ver la situación, mejor dicho el sostén de florcitas rosas y blancas que tenía con tirantes rosas.-Sácate eso monja.-Me dijo con disgusto a lo cual yo me avergoncé.-Estas usando dos tiritas para sostener tus atributos, se te nota la tira del corpiño, no permitiré que lo uses.
-¿Y sin eso lo a pruebas?.-Pregunté con las mejillas aún coloradas.
Acomode mis pechos al ser jalados para arriba por Amber y ella me miró disgustada otra vez.
-Cariño, muestra lo que Dios te dio, no muchas lo tienen.-Metió sus manos frías en mis pechos para volver a acomodarnos hacia arriba a lo cual mí cuerpo reprimió un grito agudo por el tacto frío de sus manos, mis senos se erectaron por el frío.-Así sí.-Me sonrió gustosa.

Si se lo preguntan. Me lo lleve, claro que si, y sí, también me voy a llevar tacones, negros y con plataforma. Eran cómodos a decir verdad, por el simple hecho de padecer la plataforma. Por último me mandó a depilar y a comprar accesorios. Claro que la que los pagaba era yo.
-Te tengo un regalo antes de irnos.-Me sonrió pícaramente.
-Dime que no es lo que pienso. Amber me estoy poniendo todo lo que me pediste.-Me encorve como nena al quejarse.
-Tienes unas actitudes de nena.-Me dijo con desagrado.
-Es que no quiero que me regales nada sexual.-La interrumpí.
-¿Qué tiene de malo eso?.-Me miró lo más normal del mundo.
-Pues... No es normal.
-El sexo es normal. Complacerte a ti misma es normal.
-¿Y por qué nadie me complace?.-La mire sería.
-Porque tu no lo haces y no dejas que lo hagan.
-No voy a dejar que me toque cualquiera.
-Y así andamos.-Me miró de pies a cabezas.
-Ay! Perdón por no tener esa cosa que me regalaste.-Le dije con Asco.
-¿Qué cosa?.-Se hizo la tonta aguantando la risa.
-Lo sabes.
-No sé.
-Sí.
-No.
-Tú me regalaste esa cosa para mi, esa de las feas.-Dije con asco.
Ella no aguanto más y estalló en risa, abucheándome otra vez a mí. Odiaba sus actitudes de sexóloga.
-Estamos en siglo 21 Charlotte. Eres grande, tienes tu segunda carrera por terminar y sigues conviviendo con tu perro y virgen, si no consigues un pene rápido imagínate la idea de vivir como las viejas que les falta sexo y ven cincuenta sombras de Grey.
-Tú lo has leído.
-Sí, pero yo sé de eso.
-La torturaba ¿Eso se supone que es sexo? Eso es un asco.
Amber desapareció de mi vista para adentrarse a un local, y no era cualquier local, era uno donde no vendían ropa interior común.
-Hola.-Se acerco mi amiga a la caja.
-Hola ¿En qué puedo ayudarte?.-Pregunto la señora del otro lado.
-Bueno, buscaba algo para ella.-Me señaló.
¡Carajo! Ella sabía que la iba a seguir.
-¿Su talla?.-Me miró.
-¿De qué?-Pregunté.
-De los dos lados.
-Claro soy remera 14 y abajo 28, depende.-Le dije.
-Dime que es una broma.-Me dijo la rubia.
-No.-La mire de la misma forma.
-Es 23 c.
-Sí, tiene demasiadas tetas.-Le dice a mi amiga.-¿Y de abajo?.
-3.-Respondo.
-¿Eres estúpida?.-Me preguntó Amber al ver como desaparecía la chica.
-No.
-Claramente hablaba de tu busco y cadera.
-Amiga, no quiero esto.-Le dije.
-Se que te gustará.
-Lo dudo.-Acudí a acercarme al mostrador mientras esperaba a la clientela a hacer su trabajo.

CHARLOTTE (N.H)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang