Capítulo 20: La decisión más difícil

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Sinai:

Cuando llegaron a la casa, Leonardo se despidió y fue directo a dormir, estaba muy cansado de la fiesta. Esperaba con ansias que Leonardo durmiera para poderme vengar de Ana y sus amigas.

Fui al baño y ahí agarré un vaso de vidrio y lo llené de agua por la mitad, metí Ana junto a sus amigas y lo empecé a batir muy fuerte para que ellas se ahogaran, luego paraba para que respiraran y volvía a batirlo muy fuerte esto lo hice muchas veces solo para torturarlas y cuando me aburrí y vi que ya no podían más les dije

-Nunca debieron meterse conmigo, pronto acabare con esto.

Llené por completo el vaso de agua y le puse una especie de tapa, voltee el vaso y vi como una por una se desesperaba y moría. Tiré el agua junto con los cuerpecitos sin vida al inodoro, bajé la palanca y ahí acabo todo.

Al día siguiente Leonardo me preguntó si había visto después que se fueron de la fiesta a Ana y a sus amigas, al parecer estaban desaparecidas y sus padres las estaban buscando pero dije que no sabía.

Leonardo:

Pasaron días después de la fiesta y estaba decidido, sentía algo por ella.

A pesar del poco tiempo juntos. Habíamos compartido cosas muy importantes. Logré sacar ese lado "humano" en Sinai haciéndola reír y que la pasara bien de a ratos y eso siento que la hacía dudar mucho.

Un día le preparé una sorpresa con un arreglo floral y en el centro estaba el collar que saqué de los arrecifes.

Salimos a comer, pasearon e hicimos muchas cosas juntos. Al final del día estábamos en mi casa, me acerqué y le tome las manos

-La pasé genial hoy.

-Yo igual. No creía que se podían hacer tantas cosas en un día.

-Y se pueden hacer muchas más cosas.

Ella al parecer entendió hacia donde iba la conversación y me dijo

-Leonardo. Eres una gran persona y en serio agradezco todo lo que has hecho por mí. Pero debes saber que pronto me iré.

La tomé con más fuerza aún -Yo sé que nos conocemos de hace muy poco, pero créeme que esto que siento es real y sé que algo también sientes.

Sinai se puso muy nerviosa y no sabía que responderme, En eso el saqué el arreglo floral y Sinai observó el collar en el centro y pensó en todo lo que haría y que en el fondo si sentía algo por mí a pesar de ser humano.

Ella tomó el collar y en eso me abrazó muy fuerte llorando.

-¿Por qué estas triste? ¿No te agradó? –Pregunté

-Si me encantó y ese es el problema... Lo siento Leo pero esto no va a funcionar.

-Claro que sí. Podemos hacer que funcione.

-No lo entiendes. Ni entenderías.

-Claro que sí. Confía en mí. Por favor.

En ese momento Sinai molesta y triste me gritó -¡No puedo estar con un humano que probablemente esté muerto después!

Me quedé mudo. No entendía a que se refería.

-Leo. Yo no soy como tú, ni como ninguna persona ¿Sabes por qué la isla donde me encontraron todo era gigante? Porque en esa isla solían vivir gigantes y yo era uno de ellos. Pero un día llegaron los humanos y asesinaron a mis padres y me condenaron a tener este tamaño. Pero yo juré que vengaría a mis padres y eso haré.

Me encontraba muy confundido.

-Sabía que no entenderías nada. Adiós. -Sentenció

Aún tenía sus dudas, pero decidí insistir

-Sinai. Sé que perder a tus padres no debió ser fácil pero sé que asesinar humanos no te los devolverá. Te puedo enseñar que hay cosas buenas en los humanos.

Sinai miró el suelo triste y me besó.

Luego de eso me encogí. Estaba desorientado y no entendía nada, comencé a caminar y me tropecé con el pie de Sinai

-Lo siento. No te quedarás de este tamaño para siempre. El efecto debe terminar en un tiempo. Prometo alejarme de la ciudad para que te dé tiempo de escapar. Luego Sinai tomó el collar y se fue de la casa.

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