Tres (parte I)

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Cuando entramos a aquel club siento que vuelvo a ser esa chica de diecisiete años con un montón de posters de bandas de rock pegadas en la pared de su habitación y sus audífonos a todo dar. Esa que no se preocupaba por nada más sino por tener su iPod bien cargado y unos audífonos de repuesto en el bolso por si los principales se habían quedado en casa. Me siento viva al escuchar la guitarra eléctrica acompañada de la impresionante batería y el bajo, en vivo.

Los chicos de la banda de Abel tocan una canción de Green Day en el escenario. A cada lado de la tarima se proyecta en unas pantallas la letra de las canciones que toca la banda, dando a entender de entrada que hoy es noche de karaoke.

Comienzo a tararear la canción que tocan. La voz de Abel suena tan genial que tengo que reprimir un grito de emoción. Es un milagro que encontrara amigos con mis mismos gustos musicales, y sobre todo agregándole el hecho de que dos de ellos tocan en una banda de rock; un sueño hecho realidad. 

A mi lado, Courtney me mira con una sonrisa un poco incómoda. Sé que ella se siente como mosca en leche aquí. A pesar de que le gustan algunas canciones que le he mostrado, ella no es de frecuentar estos lugares. Lo hace porque Abel toca aquí, y porque a mí me encanta el bar, además de que Bruce la acompaña siempre. Por otro lado, a mi lado derecho, Jane mueve la cabeza adelante y atrás, sonriendo, mirando hacia la tarima.

—Parece que te gusta —le digo.

—La pregunta aquí es, ¿a quién no le gusta Green Day? —ella menea la cabeza de un lado al otro, cerrando los ojos, disfrutando de la música.

—No estaba hablando de la canción —abre los ojos y me mira, negando con la cabeza.

—No va a conquistarme con que sepa cantar, se lo he dicho, a pesar de que lo haga malditamente bien.

—Jane, él ya lo ha intentado muchas veces y tú nunca le has dado otra oportunidad, ¿te das cuenta que ese chico bota la baba por ti?

—Gaby, hoy no quiero hablar de eso.

—Como digas...

Caminamos hacia una mesa cerca del escenario. Hoy el bar está adecuado para el tema de la noche. En vez de la pista vacía que normalmente hay, han adecuado unas mesas para grupos de cinco personas o más, muchas de ellas. Hay unas sillas a un lado del escenario, junto a una de las pantallas, con unos micrófonos inalámbricos. Cada mesa del bar tiene una carpeta con la lista de canciones disponibles.

La banda deja de tocar y el lugar se llena de aplausos y vítores hacia los chicos. Sonrío como niña en navidad cuando veo a los chicos bajar del escenario y acercarse a nuestra mesa. Abel me besa la mejilla para luego ir hacia Jane, quien no puede evitar sonrojarse cuando él la abraza. Dios, y no más ayer no soportaba verle. Sonrío enternecida con la escena hasta que volteo mi vista a los chicos y pillo a Reed mirándome. Le devuelvo la sonrisa y se acerca a mí particularmente después de saludar a los demás en general.

— ¿Cómo te va? ¿Te ha gustado la canción?

—Claro que sí, son geniales, me encantan.

—Sólo acepta que te encanto yo, así nos ahorramos muchos pasos —me guiña un ojo, moviendo los hombros. Me carcajeo, negando con la cabeza, colocando mi mano en su hombro.

—No, amigo, hasta allá no llegas.

—Todavía.

—Pero no llegas.

Sonríe divertido y se sienta en una silla, junto a mí, al igual que los chicos. Abel se sienta junto a Jane y los demás entablan una conversación con Bruce y Courtney sobre qué canción les gustaría tocar más tarde para el karaoke: Courtney se queja cuando ve que en la lista de canciones no hay demasiadas pop, y más rock.

Lo que nunca te canté ; Shawn Mendes (Pruébalo parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora