Siete

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—Deberías traerme más seguido, podría pasar horas y horas escuchándolos tocar.

Reed me sonríe desde la batería y me guiña el ojo.

—Sí, ¿por qué no la traes más seguido, Reed? Nosotros también tenemos derecho a pasar tiempo con Gabriela, no solo tú.

—Sí, que porque te guste y estés intentando coquetearle no significa que nos tengas que apartar de ella. Es nuestra amiga también.

No digo nada ante lo que dice Abel, que sé que es cierto, aunque tenga una sonrisa de burla en su cara. Suelto una risotada y niego con la cabeza, sacando mi celular para tomar una fotografía de los chicos ensayando y subirla a mi historia de instagram con un corazón rojo. Ya me he acostumbrado a sus comentarios hacia Reed y hacia mí, y después de todo lo que ha pasado no me molesta, me hace gracia y me parece tierno. Guardo mi celular antes de que me lluevan las notificaciones y continúo escuchando su ensayo.

Es la tercera vez que los acompaño a ensayar y aunque pensé que la experiencia sería traumática y me traería malos recuerdos, lo disfruto. Los chicos son graciosos y encuentran siempre momentos de descanso para hacerse reír entre ellos. Courtney viene por primera vez y creo que no lo supera. Ya hemos salido a vacaciones y eso hace que pasemos más tiempo con los chicos, casi todos los días. Es claro que debería pasar estas fiestas con mis padres pero ellos no tendrán días libres hasta el día de navidad, y faltan días para eso, por lo que me aburro en mi casa.

Luego de dos canciones más la banda se da un descanso. Mientras Reed va al baño con Harry, Rob y Abel se quedan hablando sobre algo de una nueva canción. Me levanto del sillón y me acerco a cada uno de los instrumentos de los chicos. Paso por el bajo, la guitarra eléctrica, el piano hasta llegar a la batería. No puedo evitar sonreír al ver las baquetas que usa Reed: son las que le regalé en navidad el año pasado. Siempre usa las baquetas. Los chicos me dicen que no las suelta nunca, se han vuelto sus baquetas de la buena suerte.

—¿Qué haces?

—Estaba algo cansada de estar sentada, nada más —me acerco a él y me empino para darle un beso en la mejilla.

Últimamente le demuestro cariño públicamente y en cantidades considerables, y parece que le encanta, porque nunca se queja. Es más, me lo devuelve en cantidades dobles, tanto que la gente está empezando a preguntarnos si estamos juntos. Yo solo dejo que hablen, no me importa, ahora importo yo: quiero sanarme, quiero disfrutar de mi vida sin pensar en si estoy haciendo el bien o no. Querer poco a poco a Reed hace que yo me sienta bien y por ahora es lo único que me importa.

Claro que yo no he dejado de pensar en Shawn. Sí, sí, ya sé lo que van a decir: que debería olvidarlo, que fue un patán, que soy exasperante porque siempre pienso en él y blah, blah, blah. Lo entiendo, hasta yo me estreso, es por eso que quiero que mi vida de un giro drástico. Podría estar dispuesta a perdonar, incluso.

Pero perdonar no significa olvidar.

Me alejo de la batería y me acerco al micrófono donde antes estaba Abel. Le doy unos golpecitos y sonrío con vergüenza al ver que todos lo escuchan y voltean a verme confundidos. Susurro un 'lo siento', que no termina siendo susurro porque estoy muy cerca del micrófono. Abel deja de hablar con Rob y se acerca a mí para acomodarlo a mi estatura, teniendo en cuenta que yo soy mucho más baja que él, y me empuja hacia atrás con cuidado, alejandome un poco y colocándome en la posición correcta.

—Canta algo —me dice, sonriendo como niño pequeño. Detrás de él puedo ver a Courtney comer un poco de la ensalada de frutas que dejé porque no tenía hambre.

— ¡Sí, canta algo, Gaby! —Ella grita, con un pedazo de manzana en su boca. Todos reímos, incluida ella. Da un trago y levanta los brazos— ¡Canta, canta!

Lo que nunca te canté ; Shawn Mendes (Pruébalo parte 2)Where stories live. Discover now