➋. Cambio de planes

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Transcurrieron dos semanas luego de la visita inoportuna del director a la casa de los Joseph. Tyler estuvo insistiéndoles y rogándoles a sus padres para inscribirlo en una nueva escuela. Pero a pesar de los berrinches, los reproches y el encanto natural del pequeño éstos no desistieron y el castaño tuvo que conformarse con ser educado en casa. Al principio, le tomó mucho trabajo aceptarlo y dirigir toda su atención a su madre, quien intentaba enseñarle cosas nuevas, lo cual ya significaba todo un reto para ella porque Tyler lo sabía todo. También aprendía con una rapidez impresionante, Kelly tenía que estarse renovando todos los días para siempre tener a la mano un nuevo tema o una nueva cosa para enseñarle a su hijo.

Afortunadamente Tyler pudo seguir viendo a sus compañeros y compañeras de clase, diario se reunían al final de la calle para jugar o simplemente para sentarse en el césped a beber algún jugo y platicar de "la vida a los 7-8 años". Sus amistades todavía no comprendían la razón del por qué el castaño había dejado la escuela, éste intentó explicárselos de la manera más sencilla y sincera posible, pero a ninguno del resto le parecía algo justo. Incluso llegaron a armar un plan para "derrotar al director" y reemplazarlo por una persona más humilde y buena. Al pequeño castaño le divertía escuchar las locas ideas de sus amigos, sin embargo, la realidad es que tampoco él comprendía el por qué su inteligencia y habilidades representaba un reto para los demás adultos.

Una tarde, Tyler se encontraba sentado en un banquito de madera del jardín trasero de su casa. Era una de tantas tardes calurosas en Ohio y el pequeño veía a su madre colgar sábanas y otras prendas sobre el tendedero, mientras éste disfrutaba de un yogurt.

—Cariño ayúdame a doblar esta sábana por favor.— le pidió su madre pero Tyler traía la muy conocida mirada perdida hacia el horizonte, lamiendo cada rincón de la cuchara sin dejar ni un rastro de yogurt en ella. —¿Tyler?

Insistió su madre una vez más pero no obtuvo respuesta alguna por parte de su hijo. Kelly rió ante la mirada perdida e inocente de su niño y caminó descalza hacia él. Lo sacudió ligeramente de los hombros y Tyler pestañeó rápidamente, saliendo instantáneamente del trance.

—¿Me hablaste mami?

—Sí Ty, ayúdame con las sábanas.— el castaño asintió con la cabeza e hizo un saludo como lo hacen los hombres de la marina a su general y dejó a un lado su yogurt para después, bajar del banquito.

—¿Qué debo hacer?— preguntó mirando la gran sábana blanca que su madre bajaba del tendedero.

—Yo tomo un extremo y tú el otro, cuando te diga vas a caminar hacia mi y juntamos las cuatro esquinas.— explicó su madre y el castaño sonrío incómodamente, pensando haber entendido las instrucciones de su mamá.

Tyler agarró la esquina de la sábana pero jaló de ella en lugar de caminar hacia su madre y la blanca sábana se rasgó a la mitad. Solo unos cuantos finos hilos unían las dos mitades de la manta, estaba completamente arruinada.

El castaño dio un gritito del susto y miró a su madre con mucha vergüenza en el rostro, no era la primera vez que rompía algo por accidente. El pequeño tenía tanta fuerza que con un movimiento en falso podía llegar a romper cualquier objeto. Sus padres siempre se mostraron muy comprensivos con él, pues sabían que Tyler no medía el impacto de sus movimientos y aún era muy joven como para comprenderlo.

Kelly soltó una risa estruendosa y se agachó para estar al nivel de su hijo. Sujetó su mentón con dulzura e hizo que la mirara, Tyler lucía ojos tristes y una expresión de decepción en el rostro.

—Solo fue un accidente mi amor, al menos tú y Maddy ya no tendrán que compartir una sábana.— contestó Kelly y el pequeño en seguida comenzó a reír.

Índigo [joshler] [mpreg]Where stories live. Discover now