➍. La extraña escuela

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—Muy bien mis queridos niños y mis queridas niñas. Vamos a agruparles por edad.— un hombre que portaba un uniforme de distinto color al de los otros dio órdenes con voz muy grave. Lucía una cicatriz en el ojo izquierdo e iba acompañado de otros dos hombres a sus costados. —quiero a los de 5 años de este lado, a los de 6 años a mi derecha, los de 7 por aquí, los de 8 a mi lado izquierdo, los de 9 atrás y como solo hay dos niños de 10 años éstos serán dispersados con el grupo de 8 y 9.

Los pequeños fueron movidos casi a la fuerza, todos y todas se encontraban con los nervios y el llanto a flor de piel. Hacía a penas unos minutos atrás habían sido separados de su familia, sin siquiera la oportunidad de despedirse. Aún mantenían la esperanza de volver a verlos aunque fuera una última vez.

Tyler tenía los ojos tan rojizos como un tomate, había estado llorando desde que fue separado de los brazos de sus padres. No sabía si aún le quedaban fuerzas para continuar derramando lágrimas. Miraba hacia todos lados, en busca de respuestas, de una salida, de aunque sea algo bueno por el cual sentirse calmado o poder sonreír. No conocía a ninguna de estas personas, ni siquiera al resto de los niños y las niñas. Lo único que, al parecer les unía era que todos estaban reunidos en este mismo y extraño espacio, y con la misma finalidad o eso creía. Los hombres y las mujeres con uniforme se veían extremadamente intimidantes, ni siquiera por ser niños parecía que su corazón se ablandaría. Recibían órdenes del hombre que portaba un uniforme distinto.

Luego de haberlos agrupado por edad los pequeños volvieron a escuchar órdenes y se levantaron para caminar en dirección a donde los uniformados les fueron indicando. Caminaban como si estuvieran presos, en una ordenada fila y sin hacer mucho ruido con los pies, iban cabizbajos y se podía escuchar claramente el llanto de algunos que todavía no podían mantenerse bajo control. Los llevaron hacia otra habitación, una más amplia, a Tyler le recordaba a la cafetería de su ex escuela, solo que esta era más grande.

Los sentaron sin deshacer los grupos, de frente tenían unas mesas en donde cada uniformado fue pasando para dejar unos gruesos folletos sobre de ellas. El castaño tomó uno con curiosidad, aunque decidió no leerlo por ahora. Solo observaba que estos contenían muchísima información, la letra era demasiado pequeña y no había ni una sola imagen. Tyler se preguntó si los niños de 5 años estarían interesados en leerlos o si tan siquiera podían leer a la perfección, aunque luego pensó que probablemente todos y todas aquí tenían las mismas capacidades que él.

Al frente, una pantalla blanca bajó del techo y comenzó a reproducir un vídeo, los pequeños en seguida, enfocaron su atención a la pantalla y miraron curiosamente a las imágenes.

"Bienvenidos y bienvenidas. Si están viendo y escuchando este vídeo probablemente sus tutores han tomado la mejor decisión por ustedes (...)".

"Sabemos que están en un estado de confusión, pero no durará por mucho tiempo y pronto, se darán cuenta de lo bien que estarán sus vidas de ahora en adelante (...). Mi nombre es Zet y físicamente no podrán verme. Soy una computadora inteligente, fui hecha  de la mejor y más avanzada tecnología no descubierta por los seres humanos. Yo les iré proporcionado toda la información que necesitarán saber (...), también controlo prácticamente todo el sistema de este lugar. Mi trabajo es tan importante como lo será el suyo".

"Actualmente se encuentran en la «Academia para talentos excepcionales» y eso significa que todos y todas están aquí porque fueron elegidos de entre tanta gente común y corriente (...). Ustedes no pertenecen al mundo de allá afuera, los humanos no los merecen porque sus talentos van más allá de lo que ellos pueden controlar. Están aquí para preservar sus vidas y para demostrar lo especiales (...) que son".

Índigo [joshler] [mpreg]Where stories live. Discover now