P1: Capítulo 5

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La verdad era que, siquiera pensar que sucediera algo a Iliana, me aterraba. Mientras que perder a Eu Sung había dejado de ser un miedo hasta hacía unas horas en la mañana de ese día. Tenía tantas certezas cuando empecé aquella aventura, pero nunca me planteé que lo que había comenzado como una farsa para darle estabilidad y protección a mi hija se convertiría en mi razón de ser.

Nos conduje a través de la sala, hasta la pequeña terraza que daba al jardín trasero y no fue hasta que nos sentamos en el desayunador, que supe que no había otra respuesta más la que tenía en mente.

—Arriesgaría todo por mi familia.

—Pregunté por Ilora —respondió el rubio en su lugar, como si aquellas palabras y su tono imperativo pudieran cambiar lo que pensaba.

—Y yo respondo por ambas. No es discutible y no me puedes pedir que elija.

—Me gustaría que recordaras que la razón de tu estadía aquí es mantener a salvo a la heredera del trono. Pareces olvidar que no eres al único al que se le han exigido sacrificios.

—Tengo en claro lo que sucedió y lo que costó para ti y los demás, Alhaster. Y debería ser suficiente saber que daría mi vida por la de Ilora...

Ilora... Sonaba extraño decirlo en voz alta.

—¿Si quiera consideraste una hechicera o alguien sin magia?

Parecía como si el rubio hubiera alcanzado cierto tipo de aceptación, porque, lejos de sonar a reproche, su pregunta llevaba cierto tono de resignación.

—Lo intenté —respondí con honestidad, ahogando un suspiro y Alhaster supo que no había nada más que discutir.

No íbamos a llegar a buen puerto de seguir como lo hacíamos, por lo que nos dedicamos a observar la hermosa vista que teníamos de toda la vegetación que con dedicación había conservado, luego de adquirir la propiedad, para recordar las amplias áreas de bosque que podía ver cada día en el Castillo Normandio.

Por supuesto, Alhaster lo notó y lo que había sido una conversación llena de reproches, pasó a convertirse en una en que los años y las distancias no habían menguado la complicidad.

El amigo que conocí, el protector de la princesa, permanecía tras la fachada indolente. Sin embargo, su mirada había pasado de ser curiosa y ávida de aventura, a una fiera y decidida que no se debía más que a su nueva posición; porque, mientras los años me habían convertido en padre, a él lo habían hecho un líder.

—En términos políticos, ¿cómo están las cosas en Umbrarum? —pregunté, luego de un tiempo.

—Pésimas —contestó con resignación, como si hubiera estado esperando que esa pregunta no llegara—. Falta muy poco para la coronación de Su Alteza Real Lía y todos están inquietos. Hay quienes dicen que Ilora está viva y regresará por su lugar. Otros creen en la historia de que murió junto a sus padres. Y no faltan quienes esperan que regrese con una cruzada de venganza y haga correr sangre lordina.

No pude evitar un estremecimiento.

—¿La política lordina sigue siendo opresiva?

—El problema es que la política lordina es la de Umbrarum ahora. Desde que las hadas se unieron a ellos y las sirenas se abstuvieron de elegir una postura, limitando su jurisdicción a las aguas, todas las demás criaturas fueron puestas en jaque —señaló el rubio, sin ocultar un poco la desazón que toda la situación le provocaba—. A los ogros no les interesa discutir las prohibiciones a la magia. Los elfos se han conformado con practicarla en aulas y entender el arte de la guerra. Por otro lado, la segregación de los licántropos, cada uno con sus leyes, los ha autoexiliado de las decisiones.

CDU 1 - El despertar de Ilora [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora