Capítulo 19

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El tiempo de la apuesta inició y ambas decidieron continuar a pesar de haberse estado molestando días antes tratando de hacer que la otra desistiera. Por un lado la castaña se sentía ansiosa por demostrarle a Lauren que no era para nada delicada, pero por otro lado tenía miedo de fallar y tener que gritar frente a todos algo que no era tan cierto. Durante toda la semana antes del Lunes del inicio de la apuesta, Camila se estuvo preparando teóricamente todos los días en compañía de Sampietro y Allyson, quienes a pesar de que trataron de convencerla que era mejor aprendiendo por táctica en lugar de teoría no lograron sacarla del despacho ni de chiste.

El día Lunes inició con el pie derecho para Camila y terminó con el izquierdo. La castaña se levantó felizmente a las cuatro de la mañana y bajó a comer un poco de fruta para después iniciar las labores, estás incluían darle de comer y beber a los caballos y a los demás animales que se tenía en la hacienda, verificar que las gallinas ponedoras hayan puesto huevos como siempre, ordenar las caballerizas, bañar a los tres potros que habían dentro y después tener el brake de natación que tenía la ojiverde todas las mañanas, brake que no tuvo porque no pudo pasar de la segunda tarea con facilidad ya que le tenía miedo a las gallinas.

Bañar a los potros fue otro problema, los tres animales eran demasiado escurridizos y se podría decir que también traviesos, parecía que se habían formado en alianza para hacerla sufrir y bueno, así fue. Camila terminó totalmente bañada en el agua de los bebederos de los caballos y llena de lodo, el grito que dió se pudo oír hasta el despacho de la pelinegra quien corrió rápidamente hacia ella para verificar que todo estaba bien pero riéndose cuando llegó y vió como estaba totalmente mojada.

Después del incidente con los caballos la castaña pasó a las labores del viñedo. Bajó a las diez de la mañana a verificar que todos los trabajadores traían sus equipos de trabajo y después ella se colocó el suyo para ponerse a recolectar de la vid.

Las pinzas estaban duras y por un momento verdaderamente temió que se rompería algo, no precisamente la uña, más bien un dedo.

Recolectar no era tan fácil como se veía, todo tenía una manera de hacerse, pero la morena era testaruda y quería hacerlo todo a su forma. Muchos de los trabajadores reían al verla batallando y eso hacía que ella se pusiera aún más seria y con más ganas de no solo callar a la ojiverde, sino también a todos ellos.

A las dos de la tarde sus labores en el viñedo terminaron y llegó la hora de comer, cuando regresó a la hacienda y su hijo la vió abrió los ojos con sorpresa al verla totalmente sucia e impregnada de manchas de dudosa procedencia, Camila negó con la cabeza cuando el niño estaba por preguntarte y se limitó a sentarse para comer un poco de la sopa que había hecho Cleo ese día.

Después de la comida, la castaña fue en dirección a la bodega donde tenían algunos vinos y comenzó a anotar en la libreta pequeña que había colgando a la entrada algunos datos que se veían en los aparatos digitales que estaban pegados a los barriles.

Las tareas de la bodega eran un poco menos densas de lo que lo eran las que se hacían en el viñedo o en los laboratorios, sin embargo todo se quedaba corto a lo que debía hacer en las tareas de Bob el constructor que Lauren realizaba todos los días.

Frente a ella tenía el trabajo más pesado de todos, volver a montar las rejas del lugar donde los caballos corrían y pintar todo el lugar.

- ¿Ya te arrepentiste? - le preguntó la ojiverde con una sonrisa en el rostro al verla prácticamente destrozada

- Nunca me arrepiento.

- ¿Sabes? Tengo un buen corazón y te daré chance de abandonar esta apuesta sin tener que gritar nada. - ofreció - Puedes regresar a la hacienda, tomar un baño muy relajante y tirar esa ropa que ya no se ve para nada servible. - rió, la castaña no había sido muy consciente al escoger su ropa esa mañana y la verdad es que no tenía mucho de donde escoger, en algo que la ojiverde si tenía razón era en que toda su ropa era de diseñador y esa mañana al vestirse no pensó mucho en lo que le iba a suceder a su ropa, la blusa que traía puesta inicialmente era blanca, ahora estaba amarilla tirándole al café - ¿Qué opinas, te rindes?

All i ever need • camren •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora